EDITORIAL: El hambre invisible

Leonardo Jaquez

Al lado de los seres humanos destruidos por la subalimentación, víctimas del hambre, están los seres devastados por la desnutrición. Estos la FAO no los ignora y los contabiliza.

Esa contabilización alcanzó para el 2019 casi un millón de dominicanos que según la FAO están desnutridos, es decir, personas que no reciben los nutrientes necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades. La situación es tal que la Organización Mundial de la Salud definió la desnutrición como la mayor amenaza a la salud mundial.

A pesar de todo ello por parte del Estado dominicano no vemos que se hayan activado los mecanismos correspondientes para contener el avance de una problemática que pone en peligro el sistema de salud nacional debido a la enorme población existente expuesta a ser afectadas por enfermedades infecciosas.

Obviamente, enfrentar todo este requiere de la voluntad no solo de la clase política gobernante sino también de los actores empresariales y económicos de la nación, los cuales, estos últimos, pudieran desempeñar un rol fundamental para cumplir con uno de los más importantes objetivos del milenio como lo es la de garantizar la seguridad alimentaria y la eliminación de la pobreza en nuestros países.

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