Con la victoria en las elecciones internas de la Asociación Dominicana de Profesores, el PRM logra un pequeño suspiro para sus alicaídas tropas partidarias.
Cada batalla ganada cuenta para la construcción de la gran victoria en una guerra política que luce será sangrienta y descarnada sin que se vea en el horizonte un árbitro electoral válido que garantice la transparencia necesaria en el proceso eleccionario 2020.
Con esta derrota el cuasi hegemónico PLD sufre una profunda herida a un cuerpo político que había mostrado ser compacto y con extraordinaria capacidad para la argucia política con la que ha podido imponer sus victorias en la gran mayoría de los procesos electorales que se realizan en toda las esfera de nuestra sociedad.
Este proceso debe motivar a las fuerzas opositoras para acelerar los pasos tendentes a llevarles a arrebatar el poder al PLD. El pueblo dominicano indefectiblemente ansía un cambio político transformacional que desmonte la actual superestructura de corruptela y de perversión configurada por el gobernante PLD.
El cambio político no puede verse como una posible opción, sino como la única vía para que la República Dominicana pueda alcanzar otros sitiales de dignidad, decoro y progreso material.