Trudeau: “No veo señales de sentido común en EE UU

Canadá contraataca a los aranceles sobre el acero y el aluminio fijados por la Administración Trump. Tras las reacciones de México y la Unión Europea al controvertido anuncio de Washington, el Gobierno de Justin Trudeau ha fijado este jueves gravámenes sobre productos estadounidenses por un valor total de 16.600 millones de dólares canadienses (12.800 millones de dólares estadounidenses), el equivalente al impacto del arancel sobre el país norteamericano. «Seamos claros», ha disparado Trudeau acompañado por su canciller, Chrystia Freeland. «Estos aranceles son inaceptables. Durante los últimos 150 años, Canadá ha sido el socio más sólido de Estados Unidos. Es inconcebible». A continuación, el primer ministro canadiense se ha referido a los múltiples conflictos bélicos en que ambos países han luchado al alimón, en una suerte de respuesta al argumento esgrimido por la Casa Blanca para gravar el acero y el aluminio importado. «Tenemos que creer que en algún momento prevalecerá el sentido común. Pero no vemos actualmente ninguna señal al respecto por parte de Estados Unidos».

Además de diversos tipos de acero, que tendrán un arancel del 25%, otras mercancías se verán afectadas en un 10% por la decisión de Ottawa: aluminio, mermeladas, mostaza, chocolate, podadoras, herbicidas y papel higiénico. Estas medidas comerciales entrarán en vigor el primero de julio y permanecerán hasta que el Ejecutivo estadounidense elimine los aranceles al acero y al aluminio.

La cláusula de terminación automática impidió el acuerdo en el TLC
Con la relación bilateral al borde de la crisis, Trudeau ha aprovechado su comparecencia para revelar detalles inéditos sobre la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC). Según el jefe de Gobierno canadiense, las conversaciones entre EE UU, México y Canadá estuvieron cerca de cristalizar en un acuerdo formal la semana pasada, cuando él mismo se ofreció a desplazarse a Washington para cerrar personalmente con Trump un texto que fuese aceptable para los tres países. Cuatro días después llegó la respuesta del magnate republicano, por boca de su vicepresidente, Mike Pence: EE UU aceptaba cerrar el trato siempre y cuando se aceptase la polémica sunset clause, una suerte de fecha de caducidad del pacto cada cinco años si los tres países firmantes no acuerdan antes lo contrario. «Le dije que era totalmente inaceptable. Y la visita no se produjo», ha remarcado este jueves Trudeau.

Varios líderes políticos de diferentes provincias canadienses reaccionaron a este nuevo y complejo escenario comercial al que se enfrenta la nación norteamericana. El primer ministro de Quebec, Philippe Couillard, ha calificado de «completamente ilógica» la decisión de la Casa Blanca. Los aranceles, ha dicho, trastocarán su propia industria manufacturera y de defensa. «Es un ataque a la industria de Ontario del acero y a sus trabajadores. No es el gesto de un amigo, de un aliado o de un socio económico», ha dicho la primera ministra de Ontario, Kathleen Wynne. A pocos días del arranque de la cumbre del G7 en La Malbaie (Quebec) —que será, según Trudeau, una oportunidad para «discutir directamente» con Trump— Canadá no ha dudado en hacer frente a los modos ásperos de su, por mucho, mayor socio comercial. Una grieta profunda se abre entre Washington y Ottawa.

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