
Por Ana del Rosario
Desde su primer mandato, el presidente Luis Abinader ha nombrado en puestos claves de su gobierno a figuras externas al Partido Revolucionario Moderno (PRM), como parte de una estrategia que para unos pudiese ser el resultado de los compromisos políticos asumidos con aliados extrapartido aunque para otros podrían interpretarse como parte de la existencia de algún nivel de desprecio por los rostros que reflejen las siglas de su partido.
En su primer gabinete, configurado el 16 de agosto de 2020, el presidente Abinader colocó en seis de los 23 ministerios a personas procedentes de la sociedad civil, de la clase empresarial y hasta de otros partidos, incluyendo los de oposición.
Aunque muchos contemplaron que con el pasar del tiempo la situación mejoraría en favor de la dirigencia partidaria, lo que ha acontecido es un empeoramiento a cinco años del cambio. Así lo evidencia la designación de Magín Díaz como ministro de Hacienda, el puesto mas importante despues del gobernador del Banco Central en cuanto a las responsabilidades de articular las políticas económicas del gobierno sobre todo en lo concerniente al ámbito fiscal.
Esta forma rara de gobernar del presidente Abinader ha generado inconformidades a lo interno de su partido, como la expresó el exministro y quien fue su jefe de campaña Roberto Fulcar, quien fue abruptamente reemplazado por Ángel Hernández. Fulcar preocupado por las desvinculaciones que ha hecho el nuevo ministro de educación el señor Luis Miguel Decamps le envió una carta a éste para que «revierta las desvinculaciones, degradaciones y recortes salariales injustos que», según él, habían sufrido sus «compañeros perremeístas».
De Camps tampoco es perremeísta, pero ha dirigido dos ministerios como resultado de la alianza de su Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD) con el PRM.
De igual modo, el ministro de Obras Públicas, Eduardo Estrella, es líder del partido Dominicanos por el Cambio (DXC), y el ministro de Cultura, Roberto Ángel Salcedo, pertenecía al Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Víctor (Ito) Bisonó también se integró al PRM, después de una larga militancia en el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).
Asimismo, al empresario Celso Marranzini el presidente Abinader le ha encargado la responsabilidad de manejar todas las EDES a través del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Eléctricidad, además de las funciones que desempeña como vicepresidente ejecutivo del Consejo de Administración de la Empresa de Generación Eléctrica Punta Catalina.
Sorprendentemente, los cinco sectores fundamentales del gobierno no están siendo manejados por perremeístas, estos son: Equipo Económico liderado por el gobernador del Banco Central, Valdez Albizu y Magín Díaz, ministro de Hacienda; sector eléctrico liderado por Celso Marranzini; sector construcción por Eduardo Estrella, la fundamental agenda educativa por Luis Miguel Decamps y como si todo esto fuera poco la agenda cultural por Robertico Salcedo, quien junto a su padre Roberto Salcedo, fue un abierto militante peledeísta sobre todo cercano al sector de Leonel Fernández.
Aunque todo esto resulta sorprendente para algunos para otros se veía venir cuando el presidente en la campaña que lo llevó al poder sorprendió a la militancia de su partido con la elección de la hasta entonces desconocida empresaria Raquel Peña, a quien no se le conocía ni si quiera la autoría de un artículo de opinión en la República Dominicana.
Errores y tributos
El politólogo David La Hoz considera que este estilo de gobernar se explica en la falta de experiencia y capacidad para gerenciar el Estado del PRM y en un intento por subsanar múltiples errores de gestión.
La Hoz considera que el nombramiento particular de Magín Díaz responde a la necesidad de aplicar un enfoque tributario que no tema buscar los recursos en la clase adinerada.
«El anterior incumbente como que no tenía la disposición y la entereza que se requiere para ir a buscar recursos a áreas diferentes a la clase media y los consumidores en general», sugiere.
Por el contrario, Ruddy Correa, también politólogo, ve positivo el aprovechamiento de los talentos sin importar su origen.
«Hacer una buena gestión no necesariamente significa que todos los funcionarios del gobierno sean del partido que ganó el proceso eleccionario. Hay buenos técnicos en la sociedad civil y en los partidos de oposición», indica.
Correa recuerda que la entrada de personas ajenas al partido de gobierno fue una práctica común en los gobiernos de Joaquín Balaguer, Leonel Fernández e Hipólito Mejía.
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