Alemán llegó en busca de un amor a RD, pero fue víctima de “chapeadora”

Por Hector Minaya

BERLIN, Alemania. Rikardo Nikolic es un vendedor de salchichas, conocido en República Dominicana como “Boca Chica”, que cocina este sabroso embutido y lo despacha en solitario en su pequeño negocio en esta capital europea.

Nikolic es un cultor de la verdadera salchicha alemana, aquella de la especialidad Frankfurt, que surge al mercado a mediados del siglo XIX.

Su vínculo y su apodo de “Boca Chica”, de aquella tierra quisqueyana con una playa de arena blanquesina y fina, fue dado quizá por alguna característica o circunstancia del personaje.

Solo Nikolic sabe que fue a ese lugar, a 30 minutos de Santo Domingo, la capital dominicana, a buscar su Julieta, aunque estaba consciente que el lugar no era Verona y que tampoco transcurría la Edad Media ni que dos familias adineradas, los Montesco y los Capuleto, peleaban durante siglos.

Distinto a Verona, situada al noreste de Italia, Nikolic tenía en su mente que había llegado a probar mejor suerte a Boca Chica desde La Romana, que fue la puerta de entrada a República Dominicana. Era el año 2013.

Cargado de sueños e ilusiones, porque él entendía que el amor se puede comprender, y disfrutar, mucho más allá de los límites de la pareja, inicia allí, en aquel paraíso turístico, su nueva vida.

Fueron sus primeros días de estudios y reconocimiento del lugar, porque sabía que pronto podría comenzar una historia de amor romántica e intensa que para él no podía tener un final, o sea aspiraba a un amor eterno.

Nikolic no quería un amor que pudiera tener un trágico final, aspiraba a un amor feliz como aquellos cuentos de hadas, protagonizar, a los 49 años de su vida, una historia que calculaba que sería de amor eterno, amores de los que han estado junto desde siempre y se mantienen unidos para siempre.

En todo ese batallar, en Boca Chica y tras tener algunas experiencias amorosas fracasadas, y cinco meses viviendo allí, Paula se presenta en su vida, aquella angelical y delicada mujer, a la que con su mal pronunciamiento del español le decía “Pauli”.

Pensaba que iniciaba una relación intensa, en ese caluroso verano, con besos prolongados que lo envolvían en una maraña de sentimientos y emociones que les hacía cometer ciertas locuras.

Nikolic era generoso con sus bolsillos para Paula y su familia. En poco tiempo esta familia sale de la situación que rayaba en la indigencia.

Pronto le monta a Paula en Boca Chica un restaurant, que arranca con buen pie, lo que le despierta la esperanza a Nikolic de haber logrado un soporte para un retiro feliz en República Dominicana. Además, la monta en un auto nuevecito del año.

Las ventas del restaurante se incrementaban, pero los beneficios, en términos generales iban a engrosar la cuenta bancaria de Paula.

Pero el amor de Nikolic sentía por Paula le tendía una venda negra que tapaban sus ojos y no permitía que él se empapara de la realidad del negocio.

Al cabo de dos años y tres meses, se despierta de ese sueño amoroso y tras bajarse de esa nube, se percata del estado de situación de sus finanzas, imposible ya para vivir un retiro honroso en el país caribeño.

Era tarde el momento, porque Paula ahora con mejor posición se fue de sus brazos y “le sacó los pies”, dando al traste con este amor a que aspiraba y queese momento adquirió un tinte trágico, con un fatídico desenlace: Nikolic, en ruina y Paula con una nueva vida, y más próspera.

Con el paso del tiempo, Nikolic recuerda estos amoríos con cariño y cierta nostalgia por lo vivido.
Ahora con cabeza llena de canas desarrolla su negocio en Berlín con muchos clientes dominicanos y alemanes.

Cada año cuando la delegación dominicana que asiste a la feria turística ITB Berlín, en el mes de marzo, la mayoría realiza una visita obligada a ese lugar.

Nikolic recuerda aquellos años que vivió en República Dominicana y repite este refrán: “El fracaso es éxito si aprendemos de él”.

Dice que fue engañado, timado y estafado en Boca Chica, pero si esta historia ocurre en esta era digital hoy gritara a todo pulmón que fue “chapeado” por aquella mujer.

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