El anecdótico rostro compungido de Leonel Fernández

Por Leonardo Jaquez

El oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD) realizó ayer su Plenaria General del Congreso Extraordinario para aprobar la adecuación de los estatutos internos a las normativas recientemente aprobadas por el Congreso Nacional que regularan los procesos democráticos de los partidos y las elecciones nacionales.

Dicha actividad fue encabezada por los dos principales líderes de la organización oficialista, el presidente Danilo Medina y el ex presidente Leonel Fernández, quienes llegaron juntos en un autobús y fueron grabados en plena actividad sosteniendo una sigilosa discusión en torno a un tema hasta ahora desconocido.

Llamó la atención a muchos, lo afligido que lucía el semblante del ex presidente Fernández quien siempre se ha caracterizado por reflejar un rostro sobrio donde no se le vislumbraban ni en lo mas mínimo los tormentos internos que le pudiesen estar afectando en los ayeres de su corazón.

Pero esta vez, tras siete años forzosamente alejado del Poder y con su adversario interno con el pecho erguido mostrando cada vez mas músculos, el ex presidente Fernández pareció estar profundamente preocupado por su destino político. Ese destino que corre al lento ritmo de las manecillas del tiempo pero que se nos va alejando como fulgurazos.

Debilitado en los organismos internos de su partido, con una tasa de rechazo popular aun significativa, sin la mesada del presupuesto público, con su estructura de poder muy ansiosa de otro gran asalto y con las tibias arrugas y grises canas contándole los días, la ruta hacia el poder del ex presidente luce altamente empinada y con tortuosos recovecos.

Al parecer motivado por su realidad coyuntural y como un aporte para la historia, su historia, realizó un spot político precisamente caminando entre los arbustos de un inmenso bosque frío en el que tenía que cruzar a pie un turbio pantano con una frisa morada y una mochila cargada de fé. Y es este precisamente el camino que está transitando quien en algún momento el actual presidente Medina llamó «líder y guía». Un camino pedregoso y tórrido, vilipendiado por las intrigas del poder, entre las ambiciones desmedidas de sus compañeros de partido y en espera, aunque sea, de los tenues destellos de un tímido amanecer que lo guíe por cuarta vez, casi un cuarto de siglo después de su primera vez, hacia el solio presidencial en la República Dominicana.

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