Nunca antes en toda nuestra vida democrática el fallecimiento de un comunicador había provocado tanta felicidad en la sociedad dominicana.
Pudiese ser que por la existencia de estos espacios virtuales como las redes sociales nos podemos percatar en crudo el sentir popular en torno a cualquier hecho relevante.
Una ligera mirada por las redes sociales nos revela que mas de un 95% de los dominicanos se muestran jubilosos por la ida física de un comunicador altamente controversial como lo fue César Medina.
Inclusive mas del 90% de personas consultadas dijo que el alma del periodista tendría como destino final el infierno.
Si volteamos nuestra mirada hacia nuestra historia democrática nos percataremos que el fallecimiento de César Medina es el mas celebrado de toda la historia.
Ni siquiera el fallecimiento del dictador Rafael Leonidas Trujillo provocó tanto júbilo nacional en una sociedad que muestra hartazgo frente al arsenal de bocinas pagadas que tiene el gobierno en los medios de comunicación.
A César Medina se le vinculó como el máximo representante de un bocinaje que asaltó un poder tan importante para el fortalecimiento institucional y democrático en nuestros pueblos.
En los Estados Unidos los medios de comunicación han sido fundamentales para la preservación de los valores democráticos y para contener los desbordes del poder político. Inclusive allí los medios han podido remover funcionarios públicos a través de la revelación de informaciones que ponen en tela de juicio el desempeño de sus funciones.
Fue precisamente por la alta importancia que tienen los medios de comunicación para la manipulación de las masas, que el Partido de la Liberación Dominicana a partir del 2004 decidió invadirlos con voces fieles a las ordenes que se emanan desde el Palacio Nacional.