El Fuerte de la Concepción, un monumento histórico que se encuentra a escasos metros de la Puerta del Conde, está convertido en una letrina, si se toma en cuenta la cantidad de desperdicios de todo tipo y heces fecales que embadurnan todo su entorno.
Lo que debería ser un atractivo turístico se ha convertido en el refugio de vagabundos y los llamados “palomos”, que pernoctan, duermen y defecan allí.
Luce un irrespeto a los símbolos patrios, pero también a la historia misma, ya que el Fuerte de la Concepción fue construido en 1678, con cuyo diseño y construcción se reiniciaron los trabajos de fortificación de la ciudad de Santo Domingo.
Debe su nombre al presidente de la Real Audiencia de la ocasión, don Francisco de Segura. Su diseño pertenece al militar italiano del Rey de España, ingeniero J.B. Ruggero.
En esta fortaleza funcionó posteriormente en el año 1884 hasta 1904 la estación del tranvía de la ciudad. Un incendio destruyó la estación.
Sin embargo, el referido monumento, luce desde afuera como si estuviera cuidado, ya que su jardín así lo aparenta. Es como si le lavaran la cara. Recogidas algunas fundas de basura. En la parte marginal del monumento histórico hay varios puestos de frutas bien organizado allí.
Sin embargo, las gramas no lucen podadas, las lámparas que deberían alumbrar el mismo se ven destruidas y el Asta a donde debería estar hondeando una bandera, luce descuidada y no cuenta con este importante símbolo patrio.
Pero inmediatamente usted sube hacia el Fuerte, donde se encuentran los cañones antiguos y las estructuras antiguas, las mismas están embadurnadas de graffitis. La basura heces fecales por doquier.
Un escenario verdaderamente tétrico. Un olor nauseabundo se golpea la cara inmediatamente subes al lugar, una obra arquitectónica que debería estar destinada a perpetuar el recuerdo de los acontecimientos ocurridos durante la época colonial.
Este es el panorama que pueden ver los turistas que visitan a la República Dominicana.
Al vernos tomando las imágenes del Fuerte, se nos acercaron varias personas, entre ellas algunos fruteros preocupados, también, por la situación de precariedad y suciedad del monumento. Otros, también, comentaron sobre la falta de seguridad.
Nosotros fuimos al Ministerio de Cultura, a donde hay un viceministerio de Patrimonio Cultural, las direcciones de Gestión de Patrimonio Cultural y Patrimonio Monumental, así como el Fondo para la Protección de la Ciudad Colonial.
El viceministro de Cultura lo es Federico Henrique Gratereaux.
Al intentar hablar con éste, nos alegaron que el funcionario en cuestión estaba en reunión. Tampoco pudimos hablar con la arquitecta, Eda Grullón, directora de Gestión de Patrimonio Monumental. Nuestros ingentes esfuerzos fueron en vano, puesto que en el ministerio de Cultura, la burocracia es agobiante.
Mientras tanto los ministros, viceministros y directores de gestión del Ministerio de Cultura están de reunión en reunión, nuestros monumentos históricos, a pesar de estar en una zona céntrica, colonial y turística, se pudren entre las inmundicias y las heces fecales.
Por Elías Ruiz Matuk/elnuevodiario