El gobierno que encabeza el presidente Danilo Medina estaría promoviendo la haitianización del sistema nacional de educación pública a través de una serie de iniciativas tendentes a introducir el relato histórico, las creencias religiosas y el idioma que son propios del pueblo haitiano.
Como parte de estos objetivos perversos promovidos por organismos internacionales a través del ministerio de educación y su ministro, Antonio Peña Mirabal, en el curriculum académico nacional se pretende incluir el estudio del creole, un dialecto del francés que solo se habla en el pueblo haitiano.
También con los fines de desencializar lo que ha sido el sistema de educación publica en nuestro país, la administración educativa procura que los niños dominicanos no tengan acceso al estudio bíblico como ha ocurrido tradicionalmente, esto bajo el supuesto alegato de que a los niños haitianos no se les puede obligar tener creencias religiosas que no son propias de su pueblo.
Sobre esto, el congreso nacional resolutó la necesidad de promover la lectura bíblica en las escuelas públicas con el objetivo de dar a conocer los principios cristianos al estudiantado dominicano. A pesar de ello, el ministro de educación dijo que no iba aceptar tal resolución debido a que, según su parecer, transgrede la constitución nacional. «En el país existe la libertad de credo y su obligatoriedad discriminaría a los niños que profesan una religión distinta a la católica o protestante, como es el caso de los miles de haitianos que estudian en el sector público y cuya religión es el vudú», dijo el «megaministro» de educación.
Este tajante rechazo de un ministro a la voluntad expresa de un poder del Estado a través de una resolución, evidencia las tentativas deshonrosas que tendría el gobierno para crear las condiciones estructurales necesarias para la denunciada suplantación poblacional que se lleva a cabo en la República Dominicana con la invasion masiva que hay de mas de dos millones de nacionales haitianos.
La situación es tan dramática, y el avance de estos plantes antinacionales apoyados por el gobierno del PLD han llegado a tan alto nivel, que los libros de historia que utilizan nuestros centros educativos fueron modificados para reconstruir el episodio histórico aquel en el que un grupo de nacionales dominicanos tomaron la trascendental decisión de enfrentar al invasor haitiano en el 1844, el cual ocupaba este lado de la isla desde el 1822, para instaurar la independencia nacional. Según el nuevo relato historiográfico, la invasión haitiana acontecida en el 1822 no fue mas que el resultado de la voluntad mayoritaria del pueblo dominicano que quería, según esta escaramuza historiográfica, ser gobernado por el los líderes militares haitianos. «Ahora lo del 1822 no fue una invasión haitiana según esos nuevos libros de historia, fue una ocupación apoyada por los dominicanos que vino a traer libertad y paz a nuestro pueblo», observó un connotado historiador consultado.
Lo mas lamentable de todo esto, y es lo que nos debe motivar a la reflexión como ciudadanos preocupados por el devenir de la nación, es que han sido apenas un puñado de organizaciones cívicas nacionalistas y sectores cercanos a las iglesias los que se han manifestado opuestos a la instauración de este paulatina haitianización que se pretende imponer en todos los sectores de la sociedad dominicana. Con una población total de 10 millones de habitantes que hay, los haitianos ya representan el 30% de la población en general, los cuales tienen un índice de reproducción de seis hijos por familia, a diferencia de dos que tiene en promedio la familia dominicana. Lo que los pudiese convertir de continuar la actual tendencia demográfica en la principal población que tendría la República Dominicana para el próximo siglo XXII.
