En verdad es una estrategia de continuar agitando, pagando, y promoviendo, vía sus Agentes Extranjeros vestidos de ONG’s, la penetración, y el tráfico masivo de haitianos, disfrazado de «humanitaria» petición diplomática. Conducta que ellos no aplican en sus respectivos países.
Solo basta con ver, como se han coaligado para someter a Italia a «acoger» a todos los inmigrantes que ellos no quieren en sus propios países. Por eso ganó el «Brexit» en Inglaterra, porque no ceden sus derechos soberanos ante ninguna integración supranacional.
Pero, y porque no se reparten entre todos sus países, una cuota de haitianos en la misma cantidad que los que están aquí, ocupando nuestro territorio ilegalmente. Porque no? Si sería lo más apropiado al Tratado Europeo, desde Mastricht, y Oslo, hasta las pautas del Tribunal Europeo de los derechos humanos.
Los Europeos quieren a los haitianos aquí, porque les resuelve a ellos un problema muy serio, de una migración plagada y que arrastra problemas de toda índole.
Ellos quieren convertirnos en un depósito de miserias, de insalubridad; nos quieren poner a consumir sus productos baratos y de baja calidad, pero de alto rendimiento económico global para sus Corporaciones; nos quieren usar como destino turístico barato, y usar, masivamente, la necesitada mano de obra haitiana en nuestro país, en las zonas turísticas, como lo vienen haciendo ya en Bávaro y Juan Dolio; quieren ponernos a vivir de dádivas y donaciones, y a explotar las riquezas naturales que nos quedan. Nos quieren convertir en el despojo y la basura del Caribe.
Los Dominicanos, que hicimos nuestra Independencia luchando contra la supremacía racista haitiana, declaramos que es Inaceptable, la injerencia europea en nuestros asuntos internos, tal cómo lo dicta clara, e imperativamente, el Artículo 3ro. de nuestra Constitución.
Las pretensiones haitianas siempre serán de supremacía, resentimiento, y dominación contra el Pueblo Dominicano.
Nunca nos resultó fácil romper las cadenas del yugo haitiano. Debimos defender, y luchar por décadas para preservar nuestra conquista como Nación. No la vamos a perder ahora.
Por años hemos luchando contra el invasor extranjero, por distintas razones y motivos. Nos ha costado sangre, sudor, angustias, y lágrimas. Hemos logrado sobrevivir, quizás por el providencial destino de nuestros propios orígenes.
Es el designio histórico, que nos impone ese desafío de supervivencia, y así tenemos que entenderlo con una convicción espartana.
El Gobierno Nacional no puede violarse, a sí mismo, sus propias leyes, y normativas, pues estaría minando las bases de su propia legitimidad, tal cómo lo proclamó el mismo Sr. Presidente ante la CELAC, en la histórica sesión de La Habana.
El Sr. Presidente, debe pronunciarse, en lo inmediato sobre este artera y ladina pretensión injerencista, y de ser necesario convocar a nuestra Asamblea Nacional y a los poderes del Estado para ratificar los principios constitucionales y adaptar un Plan de Nación urgente.
En ese propósito el pueblo civil estará dispuesto a apoyar cuanto sea necesario, en el único propósito de mantener de manera determinante las acciones y políticas públicas en defensa de la población civil, de la integridad territorial y fronteriza soberana, de una política migratoria constitucional, y en defensa de la nacionalización del empleo, y del comercio internacional justo.
Aquí, no puede haber dudas ni vacilaciones. La Patria nos demanda a preservar nuestro país.
