Contrario a lo que se dice de años, el país como conglomerado no ha sido ajeno a la lucha contra la corrupción ni contra el crimen. Los hechos están ahí, como el monumento a la Restauración en Santiago o el Parque Independencia en Santo Domingo.
No solo puede hablarse de los muchos procesos abiertos, sino de resultados históricos. Aunque lamentablemente no marcaron un antes y un después, y se siguió como antes.
Ni siquiera por vanidad se recuerda que se persiguió, juzgó y condenó a un presidente recién salido de su mandato, o se consideró la posibilidad de llamar a justicia a otros dos.
La sociedad reclama y la autoridad se atreve, aun cuando por colindancia y complicidad las instancias se queden a medio talle y no se llegue a lo definitivo. Lo cual se comprueba ahora es más grave de lo que se pensaba, pues reos de capa y espada toman confianza en la calle y se creen limpios hasta de sospechas.
Los escrupulosos se quejaron en silencio de la afrenta del pasado domingo, y no pudiendo aguantar, se desahogaron por las redes. Ahora fue el WhatsApp que se calentó y lo íntimo se hizo público.
Algunos –del tiro–cerraron el servicio.
Fuente: De Buena Tinta – Diario Libre
