Las redes sociales hacen temblar a los poderes fácticos de la República Dominicana

Por LoQueSucede

El internet se ha convertido en una necesidad vital para los seres humanos en todos los países del mundo. Recorriendo a través de largas autopistas virtuales, las personas acceden a volúmenes de información que sirven para generar enormes cantidades de data, las cuales una vez procesadas, pueden convertirse en aplicaciones e instrumentos para los miles de millones de usuarios de la comunidad virtual.

Con la popularización del internet desde principios de la década de los noventa en el siglo XXI hasta el momento en que escribimos estas líneas, muchas actividades concretas y propias de la dinámica diaria de los seres humanos comenzaron a transformarse, deviniendo virtuales por efecto de la expansión de un mega-medio de comunicación e intercambio de información que hizo inútil de un día para otro a la tinta y el papel.

Así vemos como de un día para otro, escribir cartas y utilizar las estafetas de correo dejo de tener sentido; nace el e-mail o correo virtual a través del cual prácticamente sin costo alguno, se pueden enviar infinidad de mensajes, cartas y comunicaciones a una cantidad inmensa de personas, tanto a nivel local como a nivel global.

Y como por efecto natural, instrumentos como e-mail, dieron origen a otras aplicaciones como Messenger y sus salas de chat, los mensajes instantáneos, los mini-mensajes de los celulares y por último, las llamadas redes sociales, aplicaciones de índole privada, públicas o mixtas compuesta por comunidades de amigos virtuales, contactos, seguidores y círculos de personas que se comunican e influyen entre sí, compartiendo el conocimiento e innumerables informaciones.

Tinder, pinterest, linkedin, oovo, hi5, flickr, foursquare, myspace y bbm, fueron de las primeras redes sociales que muchos dominicanos conocimos hasta que a partir de 2007, nos llegó Facebook, con su gran capacidad de permitir miles de caracteres e imágenes y posteriormente en el verano de 2009, twitter hizo su aparición con fuerza en pantallas de computadoras y celulares, develando una nueva forma de comunicación breve, precisa y concisa. En 2011 se agrega la innovadora red social instagram, una aplicación de mensajes corto e imágenes integradas.

Desde entonces las y los dominicanos, sobre todo a partir del 2012, nos hemos volcado a hacer uso de ellas para comunicar nuestras inquietudes personales, hablar de nuestras preferencias políticas, religiosas o deportivas, compartir valiosas informaciones y hasta denunciar males sociales capaces de alterar incluso la convivencia pacífica.

A través de blogs, twitter y Facebook, la fulminante primavera árabe, las revoluciones de los indignados en Europa y las revoluciones de colores en Latinoamérica, como el movimiento amarillo por el 4% del producto interno bruto para la educación en nuestro país y ahora la llamada Marcha Verde contra la corrupción e impunidad, se han valido del gran cúmulo de indignación social de usuarios de redes sociales de las clases medias y populares, para crear una base de apoyo ciudadana a protestas pacíficas y organizadas que buscan cambiar el viejo orden de cosas, por nuevos referentes de institucionalidad estatal de naturaleza más social, más transparente y menos vinculada a intereses de grupos o élites con dudosas intenciones.

La difusión de las ideas y opiniones de una ciudadanía incómoda con el régimen actual a través de las redes sociales en República Dominicana, crece cada día y mucho más en la medida en que los medios de comunicación de masas tradicionales dejan de cumplir con su papel de servir informaciones con objetividad y transparencia y en cambio, se autocensuran para no afectar a la administración de un Estado patrocinar de cuñas, excesivamente ineficiente e interventor en cada área de nuestra sociedad, sin capacidad de dar respuesta siquiera a uno sólo de los muchos problemas que afectan a los miles de usuarios de las redes sociales, suficientemente representativos de la totalidad de la población.

Ya en el 2012, la ciudadanía en el Distrito Nacional y en Santiago, tomaron las calles para protestar por la reforma fiscal ordenada por el nuevo gobierno para cubrir el enorme déficit dejado por la administración anterior y en un momento determinado, el movimiento de indignados tomó tanta fuerza de convocatoria a través de las redes sociales, que puso en peligro la paz social y la estabilidad política, como más adelante lo haría, la Marcha Verde a partir del 22 de enero de 2017 y hasta el día de hoy.

Es por ello que los poderes fácticos y el poder político están obligados a respetar la inteligencia del pueblo y a no desafiar aquello que no pueden controlar o dirigir. Están obligados a actuar con transparencia, con honestidad y con apego al espíritu de las leyes o de lo contrario serán arrasados, derrotados para siempre por ese quinto poder revolucionario que son las redes sociales, como nuevo instrumento de lucha de la sociedad a favor de la libertad, la igualdad y la seguridad.

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