OPINIÓN: Dos nietos leales y un apóstata. Por Bartolo García

¿Qué tienen en común Ramfis Trujillo, Matías Bosch y Claudio Caamaño Vélez? Los tres están vinculados a la historia dominicana desde antes de su nacimiento. Ramfis Trujillo y Matías Bosch se han mantenido fieles a las ideas, actitudes y conductas de sus abuelos. El primero, Ramfis Trujillo, no solo lleva la sangre de su abuelo, sino también la desvergüenza, el oportunismo, el arribismo y la concepción de que este país es una finca; y sus habitantes, reses. El segundo, Matías Bosch, lleva de su abuelo: la dignidad, la entrega, la rebeldía ante la injusticia, la vocación de nadar contracorriente y el apego a los principios.

El caso de Claudio Caamaño Vélez es doloroso. Muy doloroso. Empezó con el ímpetu y el coraje de su padre. Todos admirábamos en él ese aparente compromiso con los ideales de su padre. Incluso, pensábamos que lo superaría, por el discurso preciso y contestario que exhibía. Pero era fuego fatuo. Primero entró en confrontación con Matías Bosch en procura de congraciarse con los sectores antiinmigrantes; luego comenzó a dar declaraciones aventureras; y ahora nos sorprende con un acercamiento al nietísimo. ¡¡Qué pena, qué decepción, cuántas esperanzas rotas!! Ojalá Claudio Caamaño Vélez pudiera comprender la magnitud de su error. Ojalá pudiera devolvernos las esperanzas rotas, a quienes vimos en él la simiente de un nuevo liderazgo político basado en la decencia.

Creía que ya habíamos visto lo más extremo, lo más nauseabundo, lo más aberrante de las veleidades políticas dominicanas. Pero me equivoqué. No tomé en cuenta que el oportunismo político no tiene límite, en RD. Tal vez Einstein se equivocó también cuando dijo que solo dos cosas eran infinitas: la estupidez humana y el universo. Evidentemente que él no era político.

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