La politóloga Rosario Espinal estuvo siendo entrevistada en el programa radial «El Rumbo de la Tarde», en donde abordó la actual encrucijada política en que se encuentra la República Dominicana, la cual en los próximos seis meses podría verse sometida a tres complejos procesos electorales donde se disputaran más de 4 mil puestos electivos.
En ese sentido, Espinal analizo lo que visualiza podría pasar en la República Dominicana en la actual coyuntura en la que el poderoso partido oficialista se encuentra dividido tras renuncia de su presidente Leonel Fernández. La politóloga considero que esto ha abierto las ventanas de posibilidades para que el opositor PRM pueda alcanzar el poder en el 2020.
«Es indudable que la division del PLD fundamentalmente ha beneficiado a la oposición politica», dijo Espinal. En torno a la problemática de la corrupción y falta de transparencia en las ejecutorias del gobierno nacional, la politóloga se mostró pesimista sobre la posibilidad de que un nuevo gobierno pueda cambiar todo esto. «La corrupción es una problemática que tiene años en la República Dominicana y a la cual no le veo solución en el mediano plazo ya que no logro identificar que actor o actores políticos pudiesen acabar con esto», planteo.
Sobre la actual ola de protestas sociales que hay en varios países latinoamericanos, en donde masas enardecidas de ciudadanos se han lanzado violentamente a las calles a protestar contra sus gobiernos, la politóloga considero poco probable que esto pueda suceder en la República Dominicana, y lo fundamentó bajo la siguiente premisa: El problema de la República Dominicana es que los pobres más pobres son los Haitianos, quienes ocupan el 80% de los trabajos menos remunerados en la estructura laboral del país, y estos no tienen la capacidad de articularse y enfrentarse al gobierno, además los dominicanos no van a permitir que dicho núcleo social compuesto por inmigrantes asuman dicha lucha».
La también catedrática universitaria, fue insistente en su posición de que en la República Dominicana no avizora en el corto plazo una insurrección popular que procure reivindicaciones sociales para la transformación del Estado nacional tal como está pasando en varios países latinoamericanos.
