Cesar Medina insinúa Danilo Medina pudiera ser sustituido por un «líder carabelita»

Casi al final del año 2004 y a propósito de la primera denuncia de corrupción en el gobierno de Leonel Fernández –que tres meses antes había regresado al poder–, dije en televisión que uno de los escasos aportes de Hipólito Mejía a la democracia había sido dejar constancia de los altos niveles de corrupción en la administración pública.

Pocos días después fui invitado a un almuerzo con Leonel Fernández al Palacio Nacional junto a otros periodistas, y cuando me correspondió hablar le sugerí al Presidente que advirtiera a sus funcionarios sobre su determinación de actuar sin contemplaciones ante cualquier asomo de corrupción en su nuevo gobierno.

Era lo que él había dicho momentos antes al comentar la denuncia que se aireaba en ese momento, y que había derivado en una controversia sobre el agotamiento del sistema de partidos, teoría en la que me inscribía planteando la necesidad de que el nuevo gobierno del PLD delimitara las prerrogativas del “funcionariato” nacional en el manejo alegre de los fondos públicos.

Al final del almuerzo Leonel me pidió que lo acompañara a su despacho, y una vez a solas me explicó las dificultades que tiene un Presidente para establecer un control absoluto sobre el manejo de los fondos públicos e invocó con sobrada razón la responsabilidad individual de cada funcionario en la fiscalización de sus tareas administrativas y financieras.

Entonces le dije, con el mayor desenfado, más o menos estas palabras: entonces, Presidente, aproveche la presencia de su Gabinete en un consejo de gobierno y eche dos o tres coños que se oigan hasta en la Doctor Báez como advertencia de que el que meta la mano va para la cárcel… Y él me respondió: “… El problema es que esas palabrotas, don César, yo se las dejo al que estaba aquí sentado”.

El que estaba ahí…
“El que estaba aquí sentado” –en la silla presidencial–, y a quien se refería el presidente Fernández, era Hipólito Mejía que tres meses antes salió satanizado del poder en medio de una crisis económica que había disparado el tipo de cambio a más del 50 x 1 y dejado una inflación en la estratosfera, además de que estaba en las cuatro esquinas por numerosos escándalos de corrupción.

Leonel defendió la independencia de los poderes públicos, dijo que la corrupción en aquel momento no era tema de debate nacional, que la gente se interesaba poco por esos asuntos y que el sistema de partidos estaba en auge antes que en peligro, lo que quedó demostrado con la participación masiva de la gente en las elecciones celebradas hacía tan solo unos meses. Por supuesto que el presidente Fernández valoró mis consideraciones sobre el tema señalando la pertinencia de mis preocupaciones por considerarlas legítimas, aunque recordó que cualquier iniciativa legal en ese sentido exigía la sanción del Congreso que controlaban Mejía y el PRD de entonces…

… Pero los peores cuestionamientos a los gobiernos del PLD estaban por llegar. … Partidos y liderazgos

Hace unos días, el ex presidente Mejía dijo que los liderazgos políticos tradicionales no tienen relevo a la vista. Y tiene razón, pero no toda… Porque el debate no se refiere a las particularidades, sino al sistema de partidos. Danilo, Leonel, Hipólito y Miguel no tienen ninguna amenaza de ser desplazados internamente en sus respectivas organizaciones. En el caso del PLD, Danilo y Leonel no tienen sustitutos fuera de su propio pugilato interno; Hipólito es, por mucho, el líder del PRM, y Miguel es el pato macho del PRD.

El problema es mucho mayor… El problema es que la gente está cansada de la misma cosa. El problema es que se ve llegar el “outsider” que terminará de poner todo esto patas arriba. El problema será ese “líder carabelita”.

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