Hay líneas que no se cruzan. El gobierno de Danilo Medina acaba de cruzar una hace cuatro días, al colocar droga en el vehículo de uno de los líderes y activistas sociales de Moca, Juan Comprés (Guanchy), para acusarle de narcotraficante. Comprés es un activo participante en la Marcha Verde por el Fin de la Impunidad, a través del movimiento Los Peregrinos, y esta movida forma parte de una reciente campaña que busca asociar a la Marcha Verde con el narcotráfico y que se puede entender como un intento desesperado del gobierno por deslegitimar y criminalizar al movimiento social de más fuerza y con mayor apoyo ciudadano que ha visto nuestro país en los últimos años.
Pero una cosa es que el gobierno use su ejército de “bocinas” pagas en los medios de comunicación, que despilfarre el dinero público en sus permanentes campañas publicitarias y que dé declaraciones de total arrogancia frente a la demanda ciudadana de Justicia; otra cosa es colocar droga en los bolsillos de los líderes sociales, arrestarles y golpearles bajo la acusación de narcotraficantes. Esas ya son formas de regímenes totalitarios y represivos, a los que hace mucho que este país le puso freno. Por eso resulta grave y sumamente preocupante esta última acción del gobierno de Danilo Medina.
Con esta acción el partido gobernante comete el mismo error que cometiera en noviembre de 2014, cuando envió a un grupo de paleros a atacar y golpear a periodistas y ciudadanos/as que se manifestaban en las afueras del edificio Silver Sun contra el expresidente Leonel Fernández.
Ese tipo de abusos muestra la debilidad de la élite política que nos gobierna, que ha perdido la capacidad de convencimiento de la ciudadanía a través de la persuasión y la manipulación mediática, y empieza ahora a usar la coerción y la represión. Pero con ello pone de manifiesto su torpeza, porque nuestro pueblo pagó mucha sangre y dolor para ganar las mínimas garantías que tenemos hoy y que vamos a defender a toda costa: la posibilidad de expresar nuestras posiciones políticas sin ser abusadas y reprimidos, sin ser encarceladas, golpeados y torturados.
Las generaciones que nos precedieron fallaron en muchas de sus luchas; no pudieron construir un régimen verdaderamente democrático, con una Justicia independiente, con una distribución equitativa de la riqueza, con garantía de una vida digna para todas las personas que habitamos esta media isla. En todo eso fallaron. Pero si hubo una sola conquista que sí nos legaron, si hubo un solo logro por el cual valió la pena su lucha y su sacrificio fue la libertad de disentir públicamente del gobierno, el derecho a la crítica política, a la manifestación y a la protesta pacífica. Ese es el gran legado que disfrutamos hoy las y los dominicanos gracias al sacrificio de la generación de la Raza Inmortal, del 14 de Junio, de las Mirabal, de los héroes Constitucionalistas, de los Palmeros y de tantos más; y es una de las herramienta que tenemos para seguir luchando y trabajando en la construcción de esa sociedad soñada.
Es ese legado que el gobierno de Danilo Medina pisotea cuando arresta y abusa arbitrariamente a un activista social por su participación en un movimiento de protesta y reclamo ciudadano como lo es la Marcha Verde. Y eso, señor Medina, no lo toleraremos. Cruzar es línea es un atrevimiento que esta generación no le permitirá, ni lo permitirán nuestros ancestros inmolados, que, aunque a ustedes en el poder a veces se les olvide, siguen vivos… en nosotras.
