Los primeros 100 días de gobierno del presidente Abinader. Análisis de Marcos J. Núñez

Por: Marcos José Núñez/ Reportaje Especial/Primera Parte

Entre promesas y ejecutorias: un resumen de las realizaciones de los primeros cien días del gobierno del presidente Luis Abinader

El gobierno del excelentísimo señor presidente de la República Dominicana, Lic. Luis Abinader, ha llegado a lo que se conoce como los primeros “100 días” de su novel gestión y con ello, se hace necesario una breve evaluación de sus principales ejecutorias a lo largo de ese interregno de tiempo.

Durante la pasada campaña electoral, la que concluyó con la elección en primera vuelta del hoy presidente de todos los dominicanos, éste se comprometió ante el país a tomar una serie de decisiones sobre necesidades sentidas de la población y propiciar un relanzamiento institucional del Estado dominicano para hacer un gobierno más eficiente al servicio de la gente. En tal sentido, examinemos algunas de sus muchas propuestas de campaña:

1.   Enfrentar efectivamente la expansión de la pandemia del coronavirus o COVID-19 Aunque no fue una de las promesas originales de su campaña electoral, la cual inició mucho antes de la crisis sanitaria mundial, el comité de campaña del entonces candidato presidencial, Luis Abinader, le colocó inmediatamente en el primer orden de prioridades de su plan para el futuro gobierno, ante la irrupción con fuerza en nuestro país de dicha enfermedad.

2.   Eliminación instituciones del Estado dominicano con duplicidad de funciones o cuyo propósito de creación haya cesado por alguna razón. Es una historia harto conocida por sectores de la población, la existencia de instituciones públicas que tienen las mismas funciones que otras más antiguas o más efectivas en sus realizaciones. Tanto la hoy senadora del Distrito Nacional, Faride Raful, como el presidente Luis Abinader plantearon hace años, la fusión o eliminación de varias entidades que no tenían razón de ser.

3.    Reducir gradualmente el gasto corriente y de las llamadas “nominillas”. Un reclamo constante de importantes sectores del país y hasta de organismos internacionales, ha sido la reducción del gasto corriente específicamente en lo atinente a sobre sueldos o sueldos de lujo, incentivos, dietas, viáticos y empleados de más que existen en la administración pública en República Dominicana para mejorar la calidad del gasto público.

4.    Nombrar una jefatura del Ministerio Público completamente independiente. Durante años, gran parte del pueblo dominicano ha estado solicitando a los gobernantes de turno, combatir la rampante y continua corrupción administrativa. En 1997, durante el primer gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se creó un Departamento de Prevención de la Corrupción (mejor conocido como DEPRECO), una fiscalía especializada para investigación de crímenes y delitos de funcionarios en ejercicio como administradores de la cosa pública. Ese departamento nunca funcionó por seguir adscrito a la Procuraduría General de la Republica, por falta de presupuesto y también por la dependencia de este cargo de naturaleza política con directivas trazadas desde el poder ejecutivo.

5.    Rescatar la institucionalidad conformando una Junta Central Electoral (JCE), Cámara de Cuentas (CC) y otras instancias de fiscalización y/o administración pública descentralizadas en manos de personas no partidistas o independientes. Ha sido una insistencia constante de amplios sectores de la sociedad civil, líderes comunitarios, gremios empresariales e importantes instituciones académicas, la necesidad de establecer niveles de imparcialidad en organismos descentralizados del Estado que históricamente se han visto envueltos en escándalos o desconfianza por la alta politización constante de las funciones para las que fueron creados.

6.    Reparar y construir más de 30 mil viviendas en todo el territorio nacional. Con el déficit habitacional existente en el país, que todavía abarca más del 60% de la población económicamente activa y con los amplios niveles de marginalidad, de pobreza, asegurarle un techo o mejorar el que ya tienen a algunas familias dominicanas, es un deber social y una obligación constitucional del Estado.

7.    Crear nuevas fuentes de empleo en el sector privado y apoyo a las Mipymes para dinamizar la economía. Esta fue de las primeras promesas de campaña que hiciera el hoy presidente de la república, cuando fue por primera vez candidato presidencial en el año 2016 y la cual fue reiterada en la campaña electoral de este 2020.

8.    Implementar la nueva modalidad de inversión conjunta mediante alianza público-privada. Ante el agotamiento del actual modelo de gestión pública para la construcción de obras del Estado, la baja en las recaudaciones fiscales y la necesidad de captar inversión extranjera, el presidente Luis Abinader, planteó en la campaña de 2016, el programa “Burocracia Cero” a través del cual pretendía crear una ventanilla única para inversiones con una nueva ley de inversión extranjera al respecto, una ley de silencio administrativo, ley de estabilidad jurídica y una ley de simplificación burocrática. Todas esas promesas fueron presentadas nuevamente bajo la denominada “Alianzas Público-Privadas” para la campaña del 2020.

9.    Reapertura, rescate y nuevo impulso al turismo, en especial al turismo ecológico. Como empresario ligado desde hace décadas al sector turismo, el actual mandatario, cuando todavía era candidato, esbozó como una de sus prioridades, diversificar el modelo de turismo actual, desarrollar polos turísticos poco potencializados y atraer nuevas inversiones. No obstante con al advenimiento de la pandemia por el COVID-19 en medio del proceso electoral, el sector turismo casi en su totalidad, tuvo que verse en la obligación de cerrar, en la mayoría de los casos, generando grandes pérdidas al sector en su conjunto.

10.  Un gobierno del cambio frugal, austero, sencillo, de unidad nacional y abierto a toda la sociedad. Desde los comienzos de la república, los gobernantes han actuado como si fuesen semidioses y príncipes al frente del gobierno de la nación. Hemos tenido dictadores, tiranos, autócratas y uno que otro gobernante que ha hecho intentos de humanizar la presidencia, pero con escaso éxito en sus esfuerzos por lograrlo.

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