Nuestros políticos en su quehacer parten de varios mitos sobre la política y la democracia que es preciso ir desmontando si en verdad queremos construir un sistema político sano y orientado hacia el bienestar del ciudadano.
He aquí algunos de los mitos:
La democracia es cara. Cuando dicen esto, los políticos están pensando en las campañas electorales, no en la democracia. La afirmación como quiera es un mito, porque las campañas no tienen necesariamente que serlo. Los políticos criollos están pensando en campañas largas, agotadoras, con profusión de anuncios publicitarios y grandes movilizaciones. En verdad, las campañas inteligentes no son costosas y la democracia no tiene que serlo. Es más, a mayor costo de la democracia menos democrática es, pues estamos hablando de populista, paternalista y corrupta.
Los partidos necesitan líderes fuertes. Autocráticos quieren decir lo que es contrario a la razón de ser de los partidos, que es ser escuelas de tolerancia y de búsqueda de consenso. Los partidos necesitan ser formadores, escuelas del buen hacer político y de técnicas de gobierno para cuando lleguen al poder lleven sus mejores técnicos no a los activistas ignaros que no saben cómo llegaron ni para dónde van, y que son los principales promotores de prácticas antidemocráticas.
Esta democracia es clientelista. No, los políticos la han convertido en esta degeneración del sistema democrático, pues en vez de diseñar políticas públicas que favorecieron el empleo digno y la creación de riqueza tomaron el camino fácil de la dádiva y de la corrupción.
Pero por suerte las cosas van cambiando aunque los números de bonos y tarjetas digan lo contrario pues la gente no es boba y sabe que este sistema solo mantiene la esclavitud de la pobreza.
Aunque los políticos no lo crean la gente quiere orden, empleo y seguridad. El mal gobierno está creando una tormenta perfecta que creará el nuevo país a que aspiramos.
