¡Nos creen imbéciles!. Por Narciso Isa Conde

La alta vocería del gobierno dominicano le atribuye las culpas  en materia de impunidad solo al  sistema de justicia y no al poder ejecutivo, como si el Presidente Medina no controlara el Ministerio Público al servicio de la impunidad, y Danilo y Leonel casi todos los tribunales venales de la república; ni hablar las pervertidas “altas” cortes, la cámara de cuentos, el muladar del Congreso y el impenitente y putrefacto comité político morado.

Quieren que el movimiento MARCHA VERDE combata una corrupción y una impunidad etérea, sin gobierno responsable, sin presidente y ex-presidente culpables, sin partidos corrompidos, sin altos funcionarios y grandes empresarios mafiosos, sin generales delincuentes y hasta criminales.

Cuando hablamos de un sistema y un gobierno corrupto en sus más altos niveles se enervan y acusan al movimiento verde de “partidista” y de “desnaturalizar” sus “altruistas” y “necesarios” propósitos; mientras sus bocinas subalternas y sus perros sabuesos nos acusan de conspiración, nos espían, nos acosan y nos atribuyen conexiones con el narco-poder aliado al Estado y  de recibir dinero sucio y respaldo de empresarios inescrupulosos oficialmente protegidos por el gobierno.

En su afán por salvar a Danilo, no les duele cuando nuestros cañones se enfilan contra Leonel, pero resulta que Danilo ha protegido a Leonel; amén que es difícil decidir cuál de los dos es más corrupto y corruptor, ambos discípulos de Balaguer y traidores a las enseñanzas de Bosch.

Quieren que confiemos en las instituciones corruptas bajo su control.

Pretenden que el pueblo a estas alturas confíe en una justicia controlada y manipulada por ladrones de alto copete, como si pudiera creerse que los grandes delincuentes  son capaces de meterse presos.

Nos invitan a darle veracidad a quienes ayer confesaron los financiamientos de ODEBRECH a las campañas de Danilo y ahora han vendido caro su desmentido para ser usado con fines mediático.

La Marcha Verde tiene que ser política porque la corrupción es política y la impunidad mucho más. Ambas son estructurales, sistémicas, institucionalizadas… dominan escenarios en el que se involucran  altas esferas partidista, empresariales, militares-policiales, judiciales, legislativas, ejecutivas, medios de comunicación y prelados católicos.

Lo que no debe ser MARCHA VERDE es partidista, sino por el contrario definir orientaciones que la conviertan, aun con la diversidad que la enriquece, en alternativa al sistema tradicional de partidos y al orden institucional y jurídico decadente.

Lo que no debe tener es corruptos preferidos.

Abrazar como deber, en fin, la idea de ser contrapoder, poder paralelo, poder constituyente refundador de la Nación Dominicana. No hay de otra si nos decidimos por ponerle fin a la impunidad.

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