OPINION: Análisis de la reforma tributaria de Donald Trump. Por Julio Díaz Sosa

En la madrugada del sábado 2 de diciembre el Senado de los Estados Unidos, representado en su mayoría por el Partido Republicano logró aprobar una versión de la reforma tributaria propuesta durante su campaña electoral por el presidente Donald Trump, esta pieza legislativa logró aprobarse por 51 votos a favor y 49 en contra. Esto representa el primer gran triunfo en materia legislativa por parte del presidente Donald Trump.

A continuación, nos abocaremos a analizar los aspectos positivos y negativos de esta reforma tributaria que de acuerdo a estimaciones realizadas por la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), por sus siglas en inglés. Esta institución apartidista estima que esta reforma le costará al fisco estadounidense poco más de 1.47 trillones de dólares en los próximos 10 años.

El proyecto de ley aprobado por el Senado difiere en algunos aspectos, al que presentó la Cámara de Representantes a mediados de noviembre, deben reconciliar ambas propuestas para someter un solo proyecto de ley para la aprobación de ambas cámaras legislativas, para luego pasar a la firma del presidente para que se convierta en ley.

En la actualidad, existen siete brackets de impuestos sobre la renta para personas físicas que son los siguientes: 10%, 15%, 25%, 28%, 33%, 35% y 39.6%. En la propuesta legislativa del Senado se mantienen los siete brackets, pero se reducen las tasas marginales impositivas. Por ejemplo, aquellos que devengan un salario de 9, 525 dólares anuales como soltero y 19, 050 como casado, seguirán pagando la misma tasa marginal de 10%. Aquellos que devengan un salario de 9,526 dólares o más anuales como soltero hasta 38,700; y los casados que devengan 19,051 dólares anuales o más hasta 77,400, verán sus tasas marginales reducirse de 15% a 12%. Los que como solteros devengan salarios de 38,701 dólares anuales o más hasta 70,000; y los casados que perciben un salario de 77,401 dólares o más hasta 140,000, verán sus tasas marginales reducirse de 25% hasta 22%. Los que como solteros devengan un salario de 70,001 dólares anuales o más hasta 160,000; y los casados que reciben ingresos superiores 140,001 dólares anuales o más hasta 320,000, verán sus tasas marginales impositivas reducirse de 28% a 24%. Los solteros que reciben un salario superior a los 160,001 dólares anuales o más hasta 200,000; y los casados que reciben un salario de 320,001 dólares anuales o más hasta 400,000, sólo verán reducir su tasa marginal un 1%, de 33% a 32%. Para los solteros que devengan un salario superior a los 200,001 dólares anuales o más hasta 500,000; y los casados que devengan un ingreso de 400,001 dólares anuales o más hasta 1 millón de dólares, su tasa impositiva marginal se mantendrá intacta en un 35%. Y para aquellos solteros que devengan un salario superior a los 500,001 anuales o más, mientras que las parejas que devengan por encima de 1 millón de dólares anuales o más, verán su tasa marginal impositiva reducirse de 39.6% a 38.5%.  

 Como podemos apreciar sobre la propuesta del Senado concerniente a la reducción de tasas marginales impositivas, beneficia enormemente a las personas y hogares pertenecientes a la clase media, pobres y millonarios, en detrimento del segmento de la clase media alta que no recibirá ninguna reducción. La mayor reducción de tasas marginales la recibirán la clase media, que son el segmento de la población más propenso al consumo, y el consumo es el motor de la economía estadounidense, el cual representa el 70% de la misma.  En la propuesta de la Cámara de Representantes sólo se contempla cuatro tasas marginales impositivas que son: 12%, 25%, 35% y 39.6%, esta propuesta legislativa es nociva para las capas medias y bajas de la población estadounidense.

En cuanto a las deducciones estándar, ambas propuestas legislativas (Senado y Cámara de Representantes), aumentan a casi al doble estas deducciones. Las deducciones estándar les permiten a las personas físicas reducir su ingreso bruto sin que estos ostenten ningún tipo de activos que puedan deducir. El código tributario estadounidense contempla dos formas de deducciones tributarias para personas físicas la estándar y la detallada. En la detallada las personas físicas pueden deducir sus cuentas medicas hasta un 10%, impuestos a la propiedad, impuestos estatales y municipales, además de impuestos al consumo, etc. Sin embargo, los contribuyentes están permitidos a deducir la opción que represente más en términos monetarios. Con la propuesta de ambas cámaras se busca reducir a lo más mínimo las deducciones detallas, y es por ello que aumentaron las deducciones estándar para personas solteras de 6,350 dólares en la actualidad a 12,000 dólares, y para las parejas de 12,700 dólares a 24,000. Las exenciones personales por cada individuo del hogar, incluyendo los dependientes es de 4,050 dólares por persona en la actualidad fue eliminada en ambas propuestas.

 Las corporaciones son de las grandes ganadoras de esta propuesta legislativa del Senado, ya que verán reducidas sus tasas marginales corporativas de 35% a 20%. Esto es sin duda un gran triunfo para los lobistas de sus intereses en Washington que lograron vender la idea de que las corporaciones estadounidenses pagan una mayor tasa corporativa que sus contrapartes de la OECD y del mundo desarrollado. Si bien es cierto, que la tasa corporativa estadounidense es alta en comparación con naciones desarrolladas, sin embargo, el código tributario estadounidense le da ciertos subterfugios legales para deducir impuestos y les brinda facilidades para mover sus beneficios a paraísos fiscales en el extranjero. Por lo tanto, la tasa efectiva corporativa pagada por las corporaciones estadounidenses no es tan disímil a aquellas que pagan las corporaciones en otras naciones desarrolladas. La tasa impositiva efectiva que pagan las corporaciones por beneficios de nuevas inversiones fue de 24% en el 2014.

En esta propuesta legislativa del Senado que reduce la tasa corporativa impositiva a 20%, mucho menor que la tasa efectiva, busca en el fondo que las corporaciones paguen menos impuestos con el alegato de que les servirá para invertir más y crear más empleos. Bajo esta reforma, el Senado no elimina los créditos fiscales que reciben las corporaciones, aún permanecen las deducciones del pago de intereses en algunos préstamos, también permanecen los créditos tributarios para investigación y desarrollo, y para el desarrollo de viviendas a bajo costo. Otros de los beneficios que recibirán las corporaciones en esta reforma tributaria son los movimientos de sus ganancias con la adopción del sistema tributario territorial, donde los ingresos generados en el exterior, son gravados a una tasa impositiva más baja, y en algunas ocasiones no pagan nada de impuestos. Por otra parte, el plan del Senado contempla una tasa impositiva más baja para las empresas que tienen su dinero fuera del país, sí deciden traer esos recursos para los Estados Unidos e invertirlos. De igual manera, los congresistas añadieron un nuevo crédito fiscal a las corporaciones en esta nueva reforma, durante 5 años las compañías podrán deducir el valor total de sus inversiones.

Uno de los grandes perdedores de esta reforma tributaria son las personas que no poseen seguro de salud. Según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), por sus siglas en inglés, estipula que con la eliminación del mandato individual del Obamacare, que les exige a las personas sin seguro médico a adquirir uno, dice que se va a recaudar 338 mil millones de dólares en recortes impositivos en favor de las corporaciones con la eliminación de esa provisión de la ley de salud; esto se traduciría en que más de 13 millones de personas se quedarían sin seguro médico para el año 2027. Y 4 millones de personas se quedarán sin seguro en el 2019, cuando entre en vigencia esta nueva provisión. Las personas que serían más afectadas por esta medida son aquellas que se encuentran en el mercado individual de seguros subsidiado por Obamacare y las personas que reciben Medicaid. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), estima que alrededor de 1 millón de personas se quedarían sin Medicaid para el 2019.

Otros de los grandes ganadores de esta reforma tributaria aprobada por el Senado son las personas de más alto ingresos. De acuerdo a un estudio realizado por el Think Tank de investigación tributaria Tax Policy Center, estima que el 61.8% de los cambios a las tasas impositivas federales va dirigido al 1% más rico en el 2027. Aquellos que pertenecen al 1% más rico de la población, recibirán un recorte impositivo promedio de 32, 510 dólares. Mientras que el 0.1%, aquellos que generan más de 5.1 millones al año, verán sus carteras contentas, cuando reciban en promedio 208,060 dólares en créditos tributarios. Ese mismo estudio señala que para el 2027 el 50.3% de los contribuyentes verán aumentar sus impuestos a lo largo del camino. Mientras que el 28% verá sus impuestos reducirse.

Otro de los grandes perdedores de esta reforma tributaria son los centros de beneficencia, ya que, con el incremento de las deducciones estándar, menos personas podrán utilizar sus deducciones detalladas, en especial las concernientes a los impuestos estatales. El valor de las deducciones impositivas por concepto de caridad está supeditada a las deducciones estándar, tasas impositivas e impuestos estatales. Sin embargo, sí las deducciones estándar aumentan como es el caso de esta reforma tributaria, significa que una menor cantidad de contribuyentes van a utilizar sus deducciones detalladas. Esto trae como consecuencia que menos contribuyentes puedan reclamar sus deducciones por concepto de caridad, lo que elimina el incentivo de los contribuyentes a realizar donaciones.  

La interrogante que todos nos hacemos es, ¿quién va a pagar por estos recortes impositivos? El argumento que esgrimen los Republicanos que esta reforma tributaria es neutral en términos de ingresos tributarios, en otras palabras, que los ingresos tributarios generados al Estado por consecuencia del crecimiento económico compensará la perdida de estos por los recortes a las empresas, ya que tienen como axioma de que las empresas van a utilizar esos ingresos disponibles para invertir más en las mismas, que a su vez va a generar más empleos, mejores ingresos, más consumo y por ende la economía crece. Esa teoría se basa en el Laffer Curve o Curva de Laffer, de que reducirle impuestos a los ricos va a generar más crecimiento y más inversión. Entre 1980 y 1984, cuando se aplicó la mayor reforma tributaria de la historia de los Estados Unidos en la administración de Ronald Reagan, los ingresos tributarios por concepto de personas físicas cayeron en un 9% ajustado por la inflación, aunque el salario real aumentó un 4% en el mismo período. Esto es una clara señal de que cuando el quintil más alto en ingresos recibe recortes, estos no vuelven a la economía en forma de consumo, sino que buscan activos financieros y se valen subterfugios legales en el código tributario para evadir el pago de impuestos.

Otro de los argumentos que utilizan los más ricos, es que ellos pagan mucho de impuestos para mantener a los pobres. La realidad que la tasa impositiva es un poquito más de lo que ellos pagaban antes de 1981, y sólo una pequeña porción de sus impuestos van dirigidos a los programas sociales. En la actualidad los pobres están trabajando más que nunca, trabajan en promedio entre 60 y 70 horas a la semana en más de un trabajo. Otro de los argumentos que utilizan los más ricos para cortejar a los políticos para sus recortes impositivos, es que los pobres casi no pagan nada de impuestos sobre la renta. Sin embargo, sí lo medimos por la carga impositiva, los más pobres pagan una porción más alta de sus ingresos en seguro social, impuestos al consumo, impuestos estatales, impuestos de propiedad, peajes, en síntesis, la carga impositiva del 50% más pobre es mayor que la del 1% más rico.

 Otro de los argumentos creado por las élites económicas estadounidense es que ellos son los que crean los empleos. En realidad, las empresas contratan más empleados cuando tienen mayor demanda, por lo tanto, los verdaderos motores de la economía son la clase media y los pobres, ya que son los que más consumen, aproximadamente gastan 70 centavos de cada dólar que ganan, y la economía estadounidense como dijimos al principio del artículo depende en un 70% del consumo privado. Y para motivar ese crecimiento en el consumo, hay que aumentar el salario real de los trabajadores, los cuales han estado estancado en términos reales por los últimos 35 años. Por ende, el gran progreso económico de las últimas tres décadas ha ido a parar a los bolsillos del 1% más rico de la población.

Otro de los argumentos que utilizan los más ricos es que aumentar el salario mínimo es sinónimo de aumento de costos, que se traduce en pérdidas de empleos, por sustitución de maquinaria o porque se va al extranjero. La realidad es que un aumento del salario del mínimo ha generado más empleos que pérdidas desde 1978, según el Buró de Estadísticas Laborales. Y es obvio, porque cuando el trabajador recibe un aumento de salario tiende a consumirlo en su localidad, lo que genera mayor crecimiento en el área y más empleos, y esto aumenta la productividad y reduce el ausentismo.     

La realidad es que a largo plazo esta reforma tributaria beneficiara a las elites en mayor medida, y al final los platos rotos del festín los pagarán lo que menos tienen, la clase media y los pobres.

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