China es la segunda economía del planeta en términos del Producto Interno Bruto (PIB) nominal y por años se erigió en la escena económica mundial por ser la factoría del mundo, en detrimento de la destrucción de los aparatos industriales de los países desarrollados, en especial los Estados Unidos.
Con la llegada de Donald Trump al poder se inició una ola ofensiva en el ámbito comercial para contrarrestar el avance económico de China para convertirse en la primera economía del mundo, y lograr el triunfo del plan globalista que es la destrucción de la hegemonía económica-militar de los Estados Unidos. La última gran batalla en esta Guerra comercial por la hegemonía económica planetaria fue la implementación de la nueva ronda de aranceles por un valor de 200 mil millones de dólares.
Los efectos de esta Guerra económica han empezado a tocar un rubro importante de la economía china, se trata de la inversión. La inversión contribuyó al 44% del PIB en China en el 2017 en términos nominales de acuerdo con cifras del Banco Mundial, esta cifra hace unos años llegó a representar el 50% del PIB, algo nunca antes visto en la historia económica mundial. Como consecuencia de la Guerra comercial la inversión de activos fijos del país se ha venido reduciendo progresivamente en los últimos meses. Sin embargo, el Gobierno chino enfrenta un escenario muy difícil, ya que no podrá contar con el financiamiento público de forma indiscriminada como aconteció en el 2008, donde el Gobierno dispuso de un 12.5% del PIB para estimular la economía a través de la inversión en infraestructura debido a la deuda acumulada, que ha alcanzado niveles alarmantes que ya sobrepasa el 250% del PIB.
El Gobierno chino en el último año de acuerdo con cifras oficiales ha incrementado el financiamiento local a través de la banca que ha alcanzado la cifra récord de 1.8 trillones de dólares o 12.6 trillones de yuanes. Esto ha causado que el Gobierno chino haya puesto freno a este financiamiento exuberante que traerá como consecuencia una ralentización de la economía china. Por tal razón, algunos economistas han predicho que la economía china podría experimentar una caída de un 0.6% para el próximo como efecto de esta Guerra comercial.
La economía china está tratando de cambiar su modelo económico basado en las exportaciones a una economía de consumo debido al crecimiento vertiginoso que ha experimentado la clase media en este asiático fruto del boom económico de las últimas tres décadas. Como efecto, China ha tratado de mejorar la productividad a través de la robótica y la automatización. Sin embargo, China está sufriendo otro problema estructural que es el envejecimiento de la población fruto de la política de un hijo único implementada en 1979, que fue derogada en el 2016. Algunos economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) han pronosticado que este problema podría causar una contracción en el PIB real del país entre 0.5 y 1% del PIB.
En otro tenor, las cifras del consumo no son nadas alentadoras este año para Beijing, de acuerdo con las últimas cifras ofrecidas por el Gobierno chino las ventas minoristas han venido decreciendo en el último trimestre, a pesar de que el consumo en viajes, educación han venido en aumento de forma sostenible. China quiere que el consumo sea el líder del crecimiento del país en los próximos años, debido a que el país cuenta con un ingreso disponible, sin embargo, el salario real promedio de los chinos es muy bajo, y no podrá liderar esa transición a una economía de consumo de forma exitosa ni en el mediano ni en el corto plazo.
Sin duda alguna el gran ganador de esta Guerra comercial será los Estados Unidos, no sólo por lo que hemos descrito anteriormente, ya que sí los Estados Unidos continua esa tendencia de seguir imponiendo aranceles a los productos chinos afectará más a Beijing, por el hecho de que China exporta cuatro veces más de lo que importa. El objetivo fundamental de la administración de Trump es que China juegue con las reglas claras, y que sus fundamentos económicos sean más transparentes, algo que beneficia enormemente la vigencia económica de los Estados Unidos como la primera economía del mundo.