OPINION: Ganar con unos y gobernar con otros. Por José Francisco Peña Guaba

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Hace tiempo que la clase política no es realmente tomada en cuenta para gobernar. Sin embargo, por orgullo no lo admitimos, porque somos los tontos útiles de los verdaderos dueños del poder en la República Dominicana: la minúscula, pero poderosa blanca oligarquía nuestra.

Desde inicios de la República, estos han sido la pieza clave en la conducción del país, se ha gobernado por y para ellos, casi nunca en favor del pueblo, que solo ha recibido migajas de las acciones gubernamentales: los programas sociales más bien clientelares, porque lo único que buscan es adocenar a los ciudadanos para que le sirvan a sus propósitos electorales. Nunca ha sido diferente y cuando se han construido proyectos liberadores y revolucionarios, como los liderazgos de Bosch y Peña Gómez, fueron truncados por las acciones pérfidas de los dueños de esta media isla en complicidad, claro está, con el coloso del Norte.

Cada cuatro años, más poder e influencia asume nuestra blanca oligarquía, hoy se sabe propietaria de la República, pues no solo recibe el beneplácito gubernamental sino que decide la política oficial, porque ya está dentro, decidiendo, mandando, ejecutando y accionando para sus ulteriores fines, adueñarse totalmente del poder, y lo penoso es que lo está logrando, y se acercan peligrosamente a lograr sus objetivos, con la mirada inerte de una clase política dirigencial que en abulia se encuentra; atrapada entre las cuerdas y dejándose usar para que la desprestigien y pierdan total influencia en las masas, que a fuerza de tenerles en contra a los medios de comunicación, que se dedican diaria y permanentemente a apostrofarla, ha perdido fuelle y si no se une desaparecerá, y serán los tecnócratas al servicio del empresariado que la sustituirán.

Éstos, de manera inteligente y sinuosa, están colocando sus alfiles, los “popis”, para que lentamente se reciclen en el Estado y logren, representando a la alta burguesía, alzarse con todo el poder en contra de la voluntad de los militantes de oficio y de una población mayoritariamente mulata y negra que está al servicio de sus malvados planes, a sabiendas de que estamos conscientes de que estamos ante la presencia del más grande apartheid de todo el Caribe.

El 7% de los blancos son dueños de casi todo en República Dominicana, del dinero, de las estructuras de producción, de las instituciones financieras, de los medios de comunicación tradicionales, del control de las más representativas organizaciones de la sociedad civil y, desde hace ya un buen tiempo, de la amplísima mayoría de los principales cargos del Gobierno, más aún de las decisiones que se toman desde el Palacio Nacional, o sea del poder.

¡Cómo esto va, será del CONEP que saldrá el próximo presidente de la República!, porque los tontos útiles de las dirigencias partidarias les estamos entregando torpemente nuestros espacios a los mismos, para que nos destruyan y nada estamos haciendo para impedirlo, por esos nuestros gobiernos son cada vez más conservadores y derechistas, más postrados a los intereses únicamente de los poderes fácticos, que sirven solo para desgobernar a un pueblo que nunca verá romper las cadenas que le unen al subdesarrollo, la miseria y el atraso. Hoy en día necesitamos nuevos paradigmas que emulen los auténticos liderazgos de los Peña Gómez y Bosch, que vengan a ayudarnos a luchar contra esos poderes que lo han comprado todo, en especial las mentes distorsionadas de un electorado pendular que le sirve sin saberlo y, tal vez, sin quererlo a su causa.

Pero todavía -y lo sabe muy bien nuestra pérfida oligarquía, que necesita enmascarar sus objetivos a través del trabajo de los políticos de oficio-, aún nos dejamos endulzar los oídos por sus representantes “que nos utilizan para llegar y nos desechan para gobernar”. Simple, porque no quieren a los molestos negros, mulatos y representantes de los de abajo en los cargos, obstaculizando sus pingües negocios y privatizaciones o, más bien, en interés de sacarle título de propiedad a los bienes públicos de la República, además del corral de chivos y vacas que es lo que somos para ellos, los habitantes de esta sufrida y utilizada isla caribeña.

La plutocracia es nuestro sistema de dirección. Tenemos desde hace muchos años un Estado al servicio de los ricos, donde los pobres, mulatos y negros somos sus peones, lo paradójico es que somos mayoría aplastante, pero estamos en una cárcel, no solo económica sino de consciencia, porque no defendemos a lo que deberíamos representar sino, muy por el contrario, le servimos a los malsanos intereses de los poderosos en un contrasentido histórico al cual nos pasará cuenta el destino.

Decidí salirme de la trampa y no le serviré a los espurios intereses de la racista y xenófoba oligarquía, no estaré con quien la represente, porque estoy más que claro que debe existir un proyecto de emancipación nacional que nos ponga en ruta a formar un Gobierno de amplia base popular, que esté al servicio solamente del pueblo, y ya no más de está oligarquía monopólica y depredadora.

Tampoco debemos estar, la mayoría mulata y negra, al servicio de unos pocos blancos que de manera racista nos desgobiernan desde hace mucho y que solo quieren gobernar con los de su raza, por eso es que no hay cosa que se parezca más a la Casa Rosada que los inquilinos de la Mansión de Gazcue.

Los que quieran gobernar con los blancos y los oligarcas, que le sirvan a los mismos sin caretas, que se declaren sus empleados u obreros, pero que dejen de engañar a este pueblo fingiendo que le responden a los intereses populares, cuando todos sabemos que son agentes y lobbistas de los dueños de la República.

La clase política nuestra, jornaleros de la oligarquía; ya ni migajas le dan a los militantes o dirigentes, ahora ellos utilizan su dinero para promoverse ellos y a sus representantes. Es por eso que el narcotráfico, el lavado y la corrupción se han convertido en las únicas fuentes de financiamiento de la política, porque la alta burguesía ya no hace aportes significativos en las campañas.

Ahora con toda su estructura económica y mediática van tras el poder en el 2024. ¡No lo duden!, pero estaremos esperándoles para desnudar sus planes de hacerse con el control absoluto del país. Estamos claro que, si lo permitimos, se enquistaran de manera permanente y se nos hará imposible bajarlos del poder, ya que crearán todas las condiciones para destruir a las dirigencias partidarias y reciclarán a sus popis, tecnócratas y socialités, a los fines de que éstos se hagan con el control de las débiles estructuras partidarias existentes hoy.

No podemos seguir apoyando candidaturas que solo le sirven a éstos, por lo que constituiremos todo un frente político, electoral y de defensa étnica para plantarle cara a los intereses de unos pocos que quieren perpetuarse en el control de la estructura productiva de la nación, y lograr un arrendamiento permanente de la Mansión de Gazcue.

Los cuadros políticos, los obreros de esta actividad, no podemos permitirle a los nuevos señores feudales que se alcen con todo para dejar al pueblo siempre “oliendo donde ellos guisan”, los negros y mulatos que somos mayoría poblacional tenemos que exigir nuestra cuota de participación y representación, para así evitar seguir sirviéndoles a los blancos oligarcas que se creen dueños de nuestro futuro.

Debemos hacer conciencia en la clase política, a todas las militancias para que despierten y abran los ojos, porque desde hace varios años solo le servimos de juguetes a los que ganan con nosotros y gobiernan por y para la oligarquía. Al final son socios o intermediarios que le sirven de agentes a sus causas nacionales e internacionales. ¡Basta ya! de ser peones de esta corporación que solo les interesa privatizar nuestra riqueza nacional.

Está bien lo que nos ha pasado en los últimos años de desgobiernos plutocráticos, y que se hayan burlado de las bases políticas de todos los partidos que los llevaron. Al final, tenemos bien merecida la conocida frase “así paga el diablo a quién le sirve”.

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