OPINIÓN: Increíble pero cierto. Por Melvin Mañón

La mañana del 6 de julio acudí a una cita de rutina con el cardiólogo. Una vez introducido al gabinete de espera una señora me pesa y como visto jeans advierto debo tener tres libras de mas y en efecto 212 cuando mi peso real la noche anterior había sido 209;  me sienta en la camilla, se acerca toma la presión: 130 sobre 8 musita, apunta el dato y sale.  Casi de inmediato entra otra señora, enciende un ordenador, lee algunos números, verifica otras informaciones y casi a seguidas , sin mirar en mi dirección sino a la pantalla -en inglés que ahora traduzco- pregunta:

¿Usted es varón?

Tomado de sorpresa por tan inusual pregunta respondo con una sombra de duda y sonrisa benévola :

-Si

De nuevo, fija la mirada en el ordenador prosigue:

¿usted se identifica y reconoce a si mismo como de ese género?

Desconcertado pero con buen humor exclamo.

¿usted me está hablando en serio?

La señora, por primera vez, aleja su mirada de la pantalla y me sonríe comprensiva.

-Excúseme, es que tengo que preguntárselo.

Esta vez soy yo el que exhibe una sonrisa de incredulidad mientras le aseguro:

-Si

Y ¿usted se comporta y actúa como varón?

¡Señora¡, -exclamo escandalizado pero sin mal humor- Debemos estar locos de atar, con una agenda de vida completamente extraviada.

Del otro lado, una sonrisa comprensiva y resignada.

-Es que tenemos que hacerlo- se disculpa.

Naturalmente, mis palabras, aquí embellecidas, no fueron las que realmente usé. Aunque sonriente y burlón fui mas duro y ni siquiera la bonachona expresión de la señora mitigó mis comentarios que hice extensivos al médico y fue este quien me explicó:

-Es una locura pero tuvimos un caso. Un solo caso de una persona que nos denunció por discriminación porque asumimos lo que estaba a la vista y reclamó otra identidad sexual, nos puso en las redes, armó un escándalo y nosotros para evitar cualquier demanda futura acordamos hacer este interrogatorio. Hemos tratado de hacerlo lo mas benigno posible y sostener la creencia de que es mejor evitar un pleito que desgastarse echándolo.

Dos otras locuras me trajo a la memoria esta experiencia:

Una, la llamada “affirmative action” o Acción Afirmativa una legislación que en los Estados Unidos fijaba cuotas de admisión para los negros en universidades empleos en instituciones del gobierno. Tratando de corregir una antigua injusticia que los excluía, precisamente por ser negros, se creó mas tarde un régimen absurdo donde individuos no calificados ni calificables accedían a puestos y cupos solamente por ser miembros de esa minoría. Otro absurdo similar es el que pretende el sistema político dominicano obligando a los partidos a otorgar a las mujeres la misma proporcionalidad que a los hombres con lo cual se asegura en efecto que muchas mujeres no sean discriminadas por serlo pero también que  otras tantas que no califican accedan a esas posiciones solamente por ser mujeres.

La “affirmative action” ya ha sido cuestionada en los Estados Unidos y al menos dos decisiones de la Suprema Corte limitan su aplicación y ejercicio. Lo mismo –pero mas adelante- sucederá con la cuota de las mujeres y ahora con los derechos y agenda LGBT tema en el cual hemos pasado de la tolerancia a la aceptación y de esta a la imposición que pretende mecánicamente asegurar derechos generales a estas minorías que agreden los de aquellos que no son miembros. El tema de los baños públicos, el uso o rechazo de personajes gays en películas y guiones o su ingreso en las fuerzas armadas son parte de esa pendulación históricamente cíclica que convierte a minorías repudiadas o discriminadas en fuerza de vanguardia transitoria que genera su propio contrario como, a no dudarlo, ocurrirá con todo esto.

Ni el sistema político necesita la misma cantidad de mujeres que de hombres, ni el cuerpo social acepta el tutelaje de la agenda LGBT que pasando de la tolerancia a la aceptación ahora pretende erigirse en modelo cautelar; ni los negros, ni los chinos ni ninguna minoría prospera con garantías de cuotas proporcionales. Lo que si hizo falta y siempre será necesario es que, sean gays, chinos, negros, mujeres etc. tengan leyes que los protejan y un cuerpo social que pueda convivir con esa protección dispensándole la acogida y la tolerancia necesarias. Todo lo demás carece de mérito y será barrido en su momento.

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