OPINION: La arriesgada jugada del expresidente Leonel Fernández. Por Robert Cabral

En una calculada, y arriesgada movida, el Presidente Fernández convoca a los diplomáticos acreditados en el país, para sembrar dudas e incertidumbre, para cuestionar el proceso electoral y sus diversos dispositivos técnicos y protocolos.

Pero el Presidente Fernández, se apresta a acudir al certamen, en sus dos fases, municipales y locales y congesionales y presidenciales.

A que juega entonces el Presidente Fernández? A la descalificación, pura y simple, al descrédito, o al chantaje y la imposición?

Si el Presidente Fernández, no acepta el marco procesal y técnico de la JCE, tiene que exponerlo claro y decir porque, presentar evidencias concretas y verificables, y no jugar a la bruma y a la incertidumbre, del «amagar y no dar». Así ni se construye democracia, ni se avanza en el mejoramiento progresivo del sistema.

De hecho, podríamos decir que, la génesis de toda la política, institucional electoral, como la cultura popular, de impenintente fraude electoral, el uso despiadado de los recursos y fondos públicos para la compra y vulneracion de la voluntad popular y del liberrimo y sagrado derecho al sufragio electoral, si bien ya existía de manera cruenta para las décadas del 70, 80, y 90, a partir del 1996, entro en una fase mucho más sofisticada, como vertiginosa, de mayor eficacia, especialmente a partir de los nuevos esquemas de «las nominillas», el «barrilito», cuya culminación más luminosa y articulada fue la política esbozada y expuesta por el mismo presidente Fernández, del «O pagás o pegas», como sistema de Gobernabilidad para el país.

La mayoría silente, sensata del país, la masa que está al margen de la turbamulta, y la querella sectaria y altisonante, pero no ajeno a ella, pero que no participa del canibalismo político y partidario en que se debaten las facciones nacionales, simplemente ven al Presidente Fernández, como un hombre desesperado, ansioso, agitado, tras el poder, como una meta en sí misma.

Acaso no fue suficiente haber detentado el manejo casi absoluto del país durante tres períodos consecutivos?

Acaso se considera el Presidente Fernández, un hombre insustituible, un iluminado, un imprescindible, al símil de Báez, del Mesie Bobadilla, de Lilis, o de Trujillo?

De ser así, todavía no he visto, la propuesta de ruptura, ante la crisis nacional que proclama Fernández, como lo hicieron aquellos hombres, cuando clamaron ante el púlpito nacional, la necesidad y el imperativo de retornar al solio presidencial, apelando a momentos cruciales y decisivos por los que atravesaba la República.

Emtonces me preguntó, acaso nos está presentando el Presidente Fernández, una propuesta de ruptura con el «ancien régimen», que en su momento el mismo ayudó a sostener y a relanzar, el de la clientela más voraz y la corrupción más concuspicente y hedonista?

Que nos propone el Presidente Fernández sobre la corrupción pública, que como un pulpo, hace metástasis violenta en todo el cuerpo de la nación?

Que nos propone el Presidente Fernández, sobre la criminalidad viciosa, y sangrienta, que tiene en vilo y arrinconado al país?

Que nos propone el Presidente Fernández sobre el estado insólito de la ocupación haitiana que está destruyendo y socavando la identidad nacional y que amenaza con engullirse la República heredada del movimiento febrerista que nos lego la independencia nacional?

Es difícil predecir los pasos erráticos del Presidente Fernández. Del poder nadie sale ileso.

Su disyuntiva es sencillamente, crucial y determinante, para su propio destino, no para el país, que ya anda sin rumbo, sometido al vendaval de nuestras propias indecisiones e incoherencias históricas.

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