OPINION: La economía estadounidense en la Era de Donald Trump. Por Julio Díaz Sosa

Muchos seguidores del presidente Donald Trump y hasta el mismo presidente se han atribuido el crédito por el desempeño arrollador que ha experimentado la economía y los mercados bursátiles en el último año después de la sorpresiva victoria del presidente estadounidense el 8 de noviembre de 2016.  En realidad, el mercado de valores ha implantado récords tras récords, el desempleo se encuentra en su nivel más bajo desde diciembre del año 2000 en 4.1%, y la economía ha experimentado en los últimos 6 meses el mayor crecimiento económico desde el 2014.

Dados estos resultados favorables de la economía estadounidense, el presidente Trump ha dicho en reiteradas ocasiones a través de su cuenta de Twitter y en discursos de que la razón principal del por qué el mercado de valores de los Estados Unidos está creciendo se debe exclusivamente a él. Debemos agradecer al presidente Trump por este desempeño fabuloso de la economía estadounidense en el último año pero no debemos de darle crédito al respecto. Digo esto, porque el crecimiento económico que ha experimentado la economía estadounidense no es exclusivo de esta, sino que la economía global ha empezado a experimentar un crecimiento vertiginoso, después de un ciclo recesivo por la crisis de la deuda en la eurozona y la caída de los precios de las materias primas en las economías emergentes. En la actualidad, los mercados bursátiles globales están superando en desempeño al estadounidense. Esto indica que la suerte del mercado estadounidense se debe más a una tendencia de la economía global que a la presencia inmaculada del inquilino de la Casa Blanca. Por otra parte, gran parte de ese desempeño se ha sido catalizado por la política monetaria expansiva que llevó a cabo la Reserva Federal durante algunos años, a través de operaciones de mercado abierto, que de cierto modo inflaron los precios de las acciones.

Según hemos descrito el escenario macroeconómico de la economía estadounidense, hemos llegado a la conclusión de que Donald Trump ha sido un presidente con mucha suerte, y ha cobrado los frutos de la política económica de su predecesor. Ahora, la pregunta del millón de dólares es la siguiente: ¿Hasta cuando durará la luna de miel del presidente Trump con los mercados? Eso dependerá en gran medida de las políticas públicas que logre implementar el presidente Trump como por ejemplo el recorte impositivo a las corporaciones y personas físicas, eso ayudará en gran parte ayudar a continuar el rally de los mercados financieros.

El presidente Trump está cobrando los dividendos de las políticas económicas implementadas en la última década para contrarrestar el bajo crecimiento económico que tiene dos aristas fundamentales: factores estructurales, como el envejecimiento de la población mundial y la crisis financiera del 2008 y de la deuda en Europa en 2011. El alivio cuantitativo o Quantitative Easing implementado por la Reserva Federal de los Estados Unidos,  se enfocó meramente en limpiar los estados de situación de la banca de los activos tóxicos generados por los préstamos malos. Hoy en día, la política monetaria estadounidense se ha normalizado, se ha dinamizado el acceso al crédito, lo que ha traído como consecuencia un mayor crecimiento económico para la economía estadounidense, esto ha sido fruto de años de políticas monetarias expansivas no del fervor de la victoria electoral de Donald Trump.

Otro de los alardes del presidente Donald Trump, es que desde el año de su elección el Dow Jones ha experimentado un crecimiento récord nunca antes visto en la historia de los mercados de los Estados Unidos. La realidad es que el crecimiento del Dow Jones en el último año ha sido de 28.5%, desde el 8 de noviembre de 2016, es el cuarto más alto en la historia de los mercados bursátiles de los Estados Unidos. El récord pertenece al Republicano Calvin Coolidge donde el Dow Jones creció un 52.13% desde el 4 de noviembre de 1924 hasta el 4 de noviembre de 1925. En segundo lugar está el Demócrata Franklin D. Roosevelt con un 47. 94% desde el 8 de noviembre de 1932 al 8 de noviembre de 1933. El tercer lugar pertenece al mismo Roosevelt cuando logró su cuarto período el 7 de noviembre de 1944 hasta el 7 de noviembre de 1945, el Dow Jones creció un 29.83%, estas cifras son ofrecidas por el Wall Street Journal.

Este crecimiento del mercado de valores en el último año no se debe exclusivamente al presidente Donald Trump, sino más bien a los fundamentos que rigen el mercado, tales como: una apreciación del dólar estadounidense, un aumento de las ganancias corporativas, un incremento paulatino del salario real y una disminución del desempleo, entre otros factores.

Sin embargo, desde esta tribuna vemos a la economía estadounidense en un limbo económico muy parecido al experimentado por la economía al final de la Gran Depresión, donde nos encontramos en un ciclo económico que no es muy expansivo ni muy recesivo. En la actualidad, los activos financieros tienen las primas de riesgo adecuadas, lo que vislumbra un ambiente económico relativamente estable. Pero nos encontramos inmersos en un período similar al punto más álgido de la Gran Depresión (1929-1932), donde el nivel de endeudamiento era astronómico y los tipos de interés se encontraban cercano a cero, lo que causó un boom en los precios de los activos financieros y en el mercado de valores, muy similar a lo que hemos vivido hoy en día. Sin embargo, este crecimiento del mercado de valores no mitigó los efectos de la brecha de desigualdad generada por la Gran Depresión, algo muy similar a lo que estamos experimentando en la actualidad.

Hoy el 1% más rico de la población posee un patrimonio neto que es equivalente al del 90% más pobre de la población. Esta brecha entre ricos y pobres es la más grande experimentada por la economía estadounidense desde (1935-1940). Aunque la economía experimenta una buena salud macroeconómica, el 60% de la población más pobre está experimentado una situación de precariedad económica. Esto ha llevado a la sociedad estadounidense a un punto de inflexión en la cohesión social que había existido por décadas, donde ha surgido un conflicto de carácter social entre los que más tienen y los menos afortunados. Esto trae como consecuencia, el resurgimiento del populismo, algo muy similar a la década de los 30, donde un segmento de la población a través de ese líder fuerte trata de imponer sus ideas al resto de la población. Obligaciones de carácter de social como acceso a una pensión digna y acceso a la salud de calidad a un precio asequible, jugaran un rol importante en mantener la cohesión social en la sociedad estadounidense, una situación muy similar vivida por esa sociedad a finales de la Gran Depresión. El populismo, la división política y el poco margen de maniobra de la Reserva Federal para mantener una política monetaria expansiva serían los detonantes de una crisis económica en los Estados Unidos sí Donald Trump y su administración no busca el consenso en las reformas estructurales que necesita el país.

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