OPINION: Leonel le cierra el paso a Danilo, pero lo lastran Bautista y Díaz Rúa. Por Juan Bolívar Díaz

Parece destinado al fracaso el último intento del presidente Danilo Medina por consignar en la ley de partidos la posibilidad del padrón abierto para la elección de los candidatos, que podría ser utilizado como plebiscito para buscar reformar la Constitución y permitirle una nueva postulación, o auspiciar a otro de su confianza.

Mientras tanto se acentúa el fraccionalismo en el Partido de la Liberación Dominicana, petrificado y sin árbitros, con su presidente, Leonel Fernández, a la ofensiva en las calles, pero cargando el lastre de Félix Bautista y Víctor Díaz Rúa, en quienes se personifica una corrupción que trasciende el ámbito nacional.

Fracasa la nueva fórmula

Tras dos semanas de la propuesta de transacción de los danilistas para que se consigne en la ley de partidos que cada organización escoja el método de elección de sus candidaturas, pero precisando que pueda ser también el padrón abierto, se mantiene el tranque que ha impedido la aprobación de esa legislación, básicamente por la división que afecta al gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

A mediados de abril los danilistas estaban tan decididos a imponer las primarias abiertas obligatorias, que abandonaron una Comisión Bicameral, donde bregaron por un año, para aprobarla en el Senado donde reúnen los dos tercios necesarios. Pero tropezaron en la cámara baja al comenzar mayo con el bloque de 34 diputados leonelistas, además de los de oposición, que suman casi la mitad. La maniobra de quedarse fuera de la sesión del 3 de mayo les permitió contactar que ninguno de los leonelistas desertaban, y sólo 7 del medio centenar de los del Partido Revolucionario Moderno (PRM), que pronto rectificaron y se comprometieron con la posición de rechazo a las primarias abiertas.

Cuando el 7 de mayo el expresidente Hipólito Mejía acató la línea del PRM, murió el primer proyecto de los danilistas y llegó la carta del presidente Danilo Medina, pidiendo que volvieran a la Comisión Bilateral en búsqueda de consenso. Se instaló una negociación infructífera entre los presidentes de ambas cámaras y los voceros de las bancadas, por lo que el 1 de junio llegó la propuesta de transacción rechazada de inmediato por los leonelistas, y que tuvo alguna receptividad entre perremeistas y reformistas, pero pronto recordaron que en la víspera 11 partidos de oposición habían reiterado en comunicado público la posición adoptada el 26 de enero: que se escogiera libremente, pero “en caso de optar por el método de las elecciones primarias, estas deben ser cerradas”.

El plebiscito de Danilo

Los perremeistas, que parecían inclinados por la propuesta de libertad absoluta, para viabilizar la Ley de Partidos, debieron frenar para salvar el bloque de oposición, ya que varios integrantes se oponían firmemente a abandonar lo sostenido durante meses. Más firmes los leonelistas para quienes parece de vida o muerte evitar que el presidente Medina les imponga el padrón abierto.

Una línea de análisis considera que la insistencia en el padrón abierto es para que sea “el plebiscito de Danilo”, quien sería inscrito como precandidato, y pocos dudan que utilizando todo el poder del Estado, aplastaría a Leonel, para luego convencer al partido de acatar “el mandato plebiscitario popular” y proceder a reformar de nuevo la Constitución para poder inscribir la candidatura presidencial. Contarían con que el temor a dividirse y perder el poder, produciría la reunificación en torno a la magia presidencial.

La hipótesis del plebiscito se fundamenta en que “sólo Danilo frena a Leonel”, por las ventajas que Fernández registra en todas las encuestas sobre los peledeístas alternativos, excepto su propia esposa la vicepresidenta Margarita Cedeño. Temen que los leonelistas objeten la precandidatura plebiscitaria ante el Tribunal Constitucional, lo que conllevaría incertidumbres y profundización de las divisiones.

Calculan que los riesgos disminuirían si es una ley la que permite la opción del padrón abierto, sobre todo si es acogida por la oposición. Imponerlo sólo en el PLD, demandaría una modificación estatutaria, pues está establecido el voto de sus miembros, y puede ser traumático con Leonel Fernández de presidente del partido.

Leonel tirado a las calles

No es secreto que los danilistas hace tiempo tratan de “evitar el retorno al poder de un Leonel vengativo”, por los auspicios que se le atribuyeron de las denuncias del narcotraficante convicto Quirino Paulino, que contribuyeron a sacar al expresidente de la competencia por la candidatura presidencial en el 2015. Como este conoce muy bien de las ventajas que tienen “los que reparten los sobrecitos” y emplean ventajosamente todo los poderes del Estado, decidió lanzarse temprano a la precampaña electoral para fortalecer su posición dentro y fuera del partido y hacer más costoso que Medina pueda burlar los acuerdos del 2015, que incluyeron una cláusula constitucional que le prohíbe optar por la reelección en el 2020.

La ofensiva leonelista comenzó en agosto del año pasado, cuando lanzaron su proyecto “RD-2044”, atendiendo al planteamiento de Fernández de que el PLD debe gobernar hasta el bicentenario de la República. El lider peledeísta comenzó dictando conferencias, mientras sus fieles iniciaron la recaudación de “dos millones de firmas”.

En la primera semana de Junio les alentó un análisis de The Economic que le atribuía al expresidente muchas posibilidades de ganar la candidatura del PLD y también de volver al poder, y con una encuesta de la firma Latin Insights, desconocida en el país, y de la que él es cliente consultor, que lo colocaba en amplia ventaja frente a cualquier candidato de la oposición de cara al 2020. Y el domingo Leonel salió a las calles en caravana por los barrios populosos del norte capitalino, seguido por miles de fieles, proclamando que “el calor del pueblo lo motiva a seguir” buscando volver al poder.

Los lastres de Leonel

La resolución de Leonel y sus seguidores, advirtiendo que ya cedieron en el 2012 y en el 2016 a favor de Danilo, ha contribuido decididamente a cerrarle el paso a los intentos reeleccionistas, sembrando la idea de que desconocer el pacto del 2015 en el Comité Político conlleva la división, lo que ha dejado fuera de acción a ese como a los demás organismos del partido.

Pero el camino de ninguna manera está desbrozado para un Fernández que carga el lastre de la enorme corrupción de que se acusa a sus gobiernos, personificada en varios de sus más cercanos colaboradores, como los secretarios de Organización y de Finanzas del PLD, Félix Bautista y Víctor Díaz Rua. El primero puesto esta semana por Estados Unidos en una lista que le prohíbe no sólo el ingreso de él y su familia a ese país, sino que le impide cualquier negocio con empresas norteamericanas; y el segundo es el mayor implicado en las acusaciones de la semana pasada de la Procuraduría General de la República por los sobornos de Odebrecht.

La sanción de Bautista, quien el domingo acompañaba a Leonel en su caravana, por supuesos actos de corrupción en Haiti fue celebrada en el país, por la imagen que se conserva de quien fuera acusado en un expediente del Ministerio Público por irregularidades administrativa que envolvieron más de 26 mil millones de pesos. Es convicción general que el No Ha Lugar que dictaminó la justicia, fue parte de los acuerdos para la repostulación de Medina en el 2016. Se secretea que otro de los acaudalados colaboradores de Leonel, el constructor del Metro Diandino Peña, podría también enfrentar dificultades por las denuncias sobre su patrimonio formuladas por reportaje de Alicia Ortega, en manos de la Procuraduría. Y que se reservan otras iniciativas.

Ya no podemos mirarnos a los ojos

Con los dos líderes del partido enfrentados, en duelo político y ya personal, con el presidente y el secretario general disputándose agriamente la candidatura presidencial, y la salida al mismo ruedo de dos ministros del actual gobierno, Francisco Domínguez Brito y Carlos Amarante Baret, estimulados por el presidente Medina, con indicaciones de que saldrían otros dos, Andrés Navarro y Gonzalo Castillo, más los jóvenes dirigentes Carlos Peña y Manuel Crespo, ya en campaña, el PLD pasa su peor crisis sin arbitraje.

Cuando esta semana se levantaron voces pidiendo la suspensión de Félix Bautista y Víctor Díaz Rúa, por su vinculación a la corrupción, el vocero del partido, Héctor Olivo, se apresuró a advertir que los tribunales de disciplina y ética del PLD no están conformados.

Los enconos entre los peledeístas por el poder fueron dramatizados recientemente por un reflexivo legislador, que los consideró casi insuperables, “porque la desconfianza es tan grande que ya no podemos mirarnos a los ojos”. En ese escenario algunos opositores consideran que lo que más les conviene es dejar que los peledeístas se consuman en la pelea por el padrón abierto o cerrado, por lo que descartan que puedan ayudar al que utiliza el poder a derrotar a su adversario y fortalecerse para abrirse paso al continuismo.-

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