El empresario Celso Marranzini, presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), parecería estar decidido a perpetrar uno de los mas sofisticados golpe de Estado de toda la historia en la República Dominicana, para con esto recolocar las fichas del tablero electoral en el país.
Digo esto, porque evidentemente que el señor Marranzini ha decidido, utilizando una serie de justificaciones infundadas, arreciar con intensas tandas de apagones eléctricos en toda la geografía nacional, incluyendo en el municipio del glorioso Tamayo, en Bahoruco, como parte de sus objetivos, al parecer, de procurar debilitar al gobierno y propiciar condiciones para que sea otra la organización política la que gane la presidencia en el 2028.
Es tan evidente esto, que, inclusive, en sectores cuyos residentes tienen un alto nivel de cumplimiento con el pago de sus facturas eléctricas se han visto afectados por esta inmerecida arremetida que inicialmente tuvo como excusa la salida preventiva de una de las plantas de Punta Catalina por una supuesta interrupción provocada por los sargazos del mar. Despues de esto, la excusa ha sido el proceso de mantenimiento que se le realizan a otras plantas del sector eléctrico y mas luego lo que se ha alegado es que los niveles de consumo se han disparado y que estarían por encima de la capacidad que pueden satisfacer las plantas instaladas. Para muchos todo esto no han sido mas que exusa tras excusas y mas excusas.
Cuando el trasfondo de todo esto, evidentemente, es la voluntad de Celso Marranzini procurar insistir en desacreditar a la clase política, para ello basta ver la denuncia que hizo contra un ex administrador de las EDES, a la vez que intenta convencer al pueblo de su propuesta de antaño de que sean privatizadas las distribuidoras eléctricas y las chimeneas de la muerte de Punta Catalina pasen a manos de sus amigos del CONEP.
Al ver todo esto que luce son los objetivos reales del señor Marranzini, parecería que este señor en la postrimería de su vida decidió hacer un pacto con el diablo. Lo digo porque insistir en esta intentona peligrosa que afecta la democracia misma, la paz y la armonía social y las garantías que evitan el resquebrajamiento de, hasta, esta pirámide social en la que los Marranzini están en la cúspide, no es mas que una locura.
Ojalá que el señor Marranzini sepa oler el tufo fétido de estos tiempos, de deriva democrática en el mundo, de ocaso institucional hasta en la primera potencia y de una ira ciudadanana que se viene acumulando en nuestros paises que pudiese desembocar en una explosión social de niveles inimaginados. Marranzini debe saber que estos son otros tiempos y que como diría el difunto Anthony Rios hoy no es ayer.
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