OPINION: Panorama Electoral en los Estados Unidos 2018. Por Julio Díaz

El primer martes de noviembre de este año 2018 se llevarán a cabo las elecciones legislativas de medio término, las cuales serán una especie de referéndum para la gestión gubernamental del actual incumbente del Despacho Oval el presidente Donald John Trump. A continuación, vamos a analizar las ventajas y desventajas que enfrenta el Partido Republicano y el presidente Trump de cara a los comicios de noviembre próximo.

La conjugación de factores históricos, demográficos y el ambiente de tensión política podría perjudicar las aspiraciones del Partido Republicano de mantener el control del Congreso en los próximos comicios. De acuerdo con datos ofrecidos por la firma encuestadora Gallup, desde 1970 cuando un presidente tiene una tasa de aprobación por debajo del 50%, eso se traduce en una pérdida neta promedio de curules en la Cámara de Representantes de 33 asientos. En la actualidad, el presidente Trump cuenta con una aprobación de un 38%, y los Demócratas tan sólo necesitan 24 curules tomar el control de la Cámara de Representantes.

A continuación, vamos a hacer un recuento histórico de confirma esta tendencia. Para las elecciones de 1978, el presidente Jimmy Carter contaba con una aprobación de 49%, eso se tradujo en una pérdida neta de 15 curules en la Cámara de Representantes para su partido. En 1982, el presidente Ronald Reagan contaba con una aprobación del 42%, y para esos comicios los Republicanos obtuvieron una pérdida neta de 26 asientos en la Cámara de Representantes. En 1994, el presidente Bill Clinton contaba con una aprobación de su gestión de un 46%, en esas elecciones los Demócratas perdieron el control de la Cámara de Representantes por primera vez desde 1946, con una pérdida neta de 54 curules. Para las elecciones de 2006, el expresidente George W. Bush contaba con un 38% de aprobación, esto se tradujo en una pérdida neta de 30 asientos en la Cámara de Representantes, y por ende los Republicanos perdieron el control de la Cámara de Representantes que ostentaban desde 1994. En el año 2010 el entonces presidente Barack Obama contaba con una aprobación de su gestión de un 45%, para esos comicios los Demócratas perdieron 63 curules en la Cámara de Representantes, y por consiguiente el control de la misma que tenían desde 2006. En el 2014, la aprobación de Barack Obama rondaba el 40%, y su Partido obtuvo una pérdida neta de 12 asientos.

La correlación de fuerzas en la Cámara de Representantes en la actualidad es de 238 a 193, a favor de los Republicanos, con cuatro vacantes. En el Senado los Republicanos dominan 51 a 49. Para estos comicios se renovarán los 435 asientos de la Cámara de Representantes, los cuales se renuevan cada dos años, y también una tercera parte de los miembros del Senado. Factores económicos y demográficos podrían perjudicar a los Republicanos en noviembre. De acuerdo con datos suministrados por la organización sin fines de lucro Campaign Finance Institute, que se encarga de estudiar y analizar los recursos de los candidatos en las campañas electorales, dice que al menos 145 Demócratas que aspiran a una curul en la Cámara de Representantes han recaudado al menos 100 mil dólares, en contraste con tan sólo 73 Republicanos. Esto es un claro indicativo de que las donaciones están fluyendo hacia donde tienen las mayores posibilidades de ganar. Por otra parte, 40 Republicanos han anunciado su retiro o que dejan la Cámara de Representantes para aspirar a otra posición electiva. Muchos de estos Representantes Republicanos provienen de distritos ganados por Hillary Clinton en el 2016, entre los Demócratas ese número es mucho menor, tan sólo llega a los 16.

Un factor demográfico importante que favorece a los Demócratas para estos comicios de noviembre es su buen posicionamiento entre los votantes bien educados en distritos electorales que han favorecido en términos electorales a los Republicanos históricamente. Las elecciones de 2016 y 2017 así lo demuestran, como es el caso de New Jersey, el área metropolitana de Houston, suburbios de Virginia que se encuentran cerca de Washington, DC, y en el área de Chicago.

El momento político que viven los Demócratas desde la elección de Donald Trump el 8 de noviembre de 2016 les ha favorecido enormemente, han ganado las elecciones de Gobernación de New Jersey y Virginia por amplios márgenes, y en ambas legislaturas estatales los Demócratas tomaron el control. En el Estado de Alabama, el Demócrata Doug Jones se convirtió en el primer Demócrata en ser electo al Senado por ese estado en 25 años.  

A pesar de contar con la historia en contra, los Republicanos aún mantienen altas probabilidades de mantener el control del Congreso, ya que el mapa electoral les favorece en gran medida y la salud actual de la economía estadounidense. En la actualidad de los 33 senadores que enfrentan la reelección 23 son Demócratas y dos independientes que votan con los Demócratas, como es el caso del Senador por el estado de Vermont Bernie Sanders y Angus King del estado de Maine. Mientras que tan sólo ocho Republicanos enfrentan la reelección para este proceso electoral de noviembre próximo. En otro tenor, 10 de los 23 Senadores Demócratas que enfrentan la reelección en noviembre provienen de estados que Donald Trump ganó de forma relativamente fácil en las elecciones presidenciales de noviembre de 2016, tales como Ohio, Indiana y Missouri.

De acuerdo con una encuesta realizada por el periódico Washington Post en julio de 2017, cerca del 72% de los que votaron por Donald Trump están dispuestos a ir a las urnas en noviembre a apoyar a los candidatos Republicanos. Mientras que tan sólo un 61% de los que desaprueban la gestión de Donald Trump lo harían. Históricamente, los Republicanos salen a votar en mayores cantidades que los Demócratas para las elecciones legislativas.  

La marcha extraordinaria que lleva la economía estadounidense en el último año es algo que indudablemente beneficia a los Republicanos. El desempleo se encuentra en su nivel más bajo desde diciembre del 2000, en un 4.1%, los reclamos por servicios de desempleos se encuentran en sus niveles más bajos desde diciembre de 1973. El salario real promedio aumentó en un 2.9%, equiparado a los niveles históricos de una expansión económica que es del alrededor del 3 a 4%. Los principales índices accionarios de la bolsa de valores han experimentado récords en ganancias que superan el 30% para el Dow Jones, y el 26% para el S & P 500. Los mercados bursátiles vivieron su mejor año en la historia en el 2017, al cerrar en terreno positivo en cada uno de los 12 meses del año. La economía creció por encima del 3% en último trimestre del 2017, y se crearon 195,000 nuevos empleos en un sector neurálgico como la manufactura en el 2017.

Colocando en perspectiva, todos estos posibles escenarios electorales, hemos llegado a la conclusión de que las elecciones legislativas de noviembre serán unas elecciones muy cerradas, y que el control del Congreso estadounidense estaría dividido entre los dos Partidos. Es decir, los Republicanos podría retener el control del Senado y perder la Cámara de Representantes, o en efecto los Demócratas podrían retomar el control de una de las dos cámaras. Esto se debe a la atomización política que se vive en Washington en la actualidad donde ambos Partidos no logran ponerse de acuerdo en temas centrales como el presupuesto, seguridad nacional e inmigración, pero sin sacar de la ecuación las tramas políticas alrededor del caso ruso. Esto último podría servir de punta de lanza para los Demócratas en tratar de destruir aún más la imagen de Donald Trump con el propósito de obtener réditos políticos. En noviembre sabremos el desenlace de esta álgida lucha política que se libra en los alrededores del río Potomac.  

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