OPINIÓN: Ramfis Trujillo, del repudio a presidente. Por Elvin Dominici

Los pueblos tienen que empoderarse para ejercer los cambios sociales que afectan a los más necesitados, para unir fuerzas sobre las mismas problemáticas y así asegurar la subsistencia de nuestro país e identidad nacional.

Ahora más que nunca es necesario que los buenos dominicanos sigan firmes con la meta de sacar a los políticos corruptos del poder. Las ideologías políticas, los partidismos y creencias patológicas nunca han sido la fuente de reales cambios de la historia humana, por el contrario son las raíces de las divisiones, guerras y catástrofes.

Nadie puede cambiar el destino de la República Dominicana sólo. La responsabilidad de mejorar las realidades sociales y políticas es de cada uno de nosotros. La verdad absoluta está en que un delincuente que te va a atracar sea por necesidad económica, por adicción a las drogas o por simplemente ser el resultado de la sociedad que nos han construido los gobiernos en el poder, no te va a preguntar de qué partido tu eres antes de robarte o asesinarte.

Aquel que va a una sala de emergencia de un hospital público donde no hay medicinas para curarte, el que seas del gobierno no te va salvar la vida. Si la energía eléctrica se va de tú sector no van a dejar la luz en tu casa sólo por ser del partido de gobierno. En conclusión, los grandes problemas que afectan el pueblo, nos afectan a todos. 

Antes de conocer más del plan de gobierno de Ramfis D. Trujillo e investigar a fondo sus ideales con el país, su dedicación a su familia y su meta de reivindicar su apellido, yo también desconfié de su persona simplemente porque su apellido es Trujillo. Tengo que confesar que este hombre de negocios que se educó bajo la mejor democracia del mundo en los Estados Unidos, pudo acaparar mi apoyo por su coherencia y propuesta política. Él ha tomado por los cuernos la responsabilidad de cambiar el destino político del país. Por esa razón yo creo en su plan de gobierno y en su entrega de sacar a las mafias políticas que siguen plagando la nación.

Ramfis viene de ser rechazado por la mayoría de la sociedad dominicana a calar y ser uno de los candidatos de oposición con más posibilidades de ganar las elecciones presidenciales. El rechazo era tan fuerte que fue expulsado del Congreso Nacional cuando en una ocasión apoyó un proyecto de ley a favor de la pobres. Algunos le vociferaban asesino o traidor a la patria. La incoherencia es grande porque los traidores y asesinos de la democracia están en su mayoría en el poder legislativo.

El nieto de Trujillo ha tenido que sobrepasar grandes obstáculos desde su salida del Partido Demócrata Institucional (PDI) por algunos políticos negociantes que se venden al mejor postor. A pesar de buscar por seis meses un partido que pueda seguir el proyecto de patria que todos los dominicanos queremos, llegó al Partido Nacional de Voluntad Ciudadana (PNVC) y después de ser proclamado candidato presidencial, el presidente de este hizo una coalición desleal a sus espaldas a nivel municipal con el partido de gobierno, sin primero consultar con Ramfis.

Todo esto es un plan para desarticular el proyecto presidencial de Ramfis D. Trujillo. Desde la omisión de la prensa secuestrada por el gobierno para no publicar nada relacionado con la campaña presidencial de este, hasta los actos vandálicos de ensuciar de aceite quemado los locales de su partido por todo el país.

El poder no se regala, el poder se arrebata o se quita. Tenemos una sociedad regida por políticos corruptos que seguirán haciendo lo malo e ilegal para perpetuarse en el gobierno. Por esta razón todos debemos de seguir firmes en el apoyo de este proyecto de patria y ser un ente sumador. Todos debemos estar preparados para los retos y obstáculos que seguirán llegando por la amenaza que representa el nieto de Trujillo al estatus político establecido en el país.

Un voto por Ramfis es un voto para restaurar la patria. No es tiempo de desistir, de alimentarse de dudas en contra de este proyecto del pueblo que restaurará un gobierno soberano, democrático e independiente que nos merecemos. Ahora que existe la oportunidad de poder cerrarles la puerta a los peores hijos de la patria no podemos desistir en la lucha.

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