El Parque Independencia, el más sagrado recinto de la Patria, símbolo fundamental de una Nación, dónde acudimos como Pueblo y como Estado vigente y legítimo, y sus poderes públicos constituidos, a rendir tributo en agradecido gesto de respeto, de honor y honra a nuestros antecesores, dónde reconocemos y veneramos sus nobles sacrificios, y ante los cuales juramos con sentida lealtad continuar preservando el Patria, la dignidad, y la honra, que nos legaron.
Su entorno exterior, convertido en una letrina pública, gracias a una política tan irresoluta como contraria a todo interés nacional.
Este embarre de heces humanas podría ser considerado un mero problema de ornato, e higiene pública, de simple descuido municipal.
Pero no es una sola basura fecal aislada, es toda el área usada como una desordenada y abierta letrina pública, convirtiendo el sagrado símbolo en un «cagadero colectivo». Esas heces, con la lluvia y el viento, se dispersan y siguen reproduciendo contaminación, y dispersando bacterias, como la «echerechi coli» y otras que son transportadas por las moscas y otros insectos, afectando especialmente los negocios de alimentos de la zona. Además de los malos olores y los trastornos que genera en el uso de la acera que bordea nuestro Parque y que forma parte del mismo.
No estamos obligados a aceptar en nuestras calles, la mierda haitiana. No! Y no nos vamos a acostumbrar, aunque nos quieran arrastrar a ello.
Los dominicanos tenemos costumbres y pudores adquiridos desde antaño como parte de nuestra educación familiar y social. Es parte de nuestra cultura de hogar y de estilo de vida colectivo.
«Pobres, pero limpios», dice una antigua expresión popular, que caracteriza a los dominicanos. También nos quieren denigrar y desmoralizar hasta ese extremo del primitivismo. No tenemos porque renunciar a nuestras prácticas de vida colectiva.
Simplemente, nos señala el nivel del irrespeto y el desorden nacional que campea entre una población extranjera haitiana de ambulantes, locos, enfermos, discapacitados, y prostitutas, realengos y sin domicilio, que han ocupado nuestro país a su antojo, y hacen aquí lo mismo que han hecho con Haití, como si esta fuera su propia tierra, sin ningún tipo de control de autoridad alguna.
Porque nos han perdido el respeto, empezando por nuestras más elementales normas de urbanidad, y nuestras plazas venerables.
Es por eso, que luego asaltan una propiedad privada, la ocupan, violentando las leyes, y luego reclaman derechos, acusando a nuestras propias autoridades, lo que equivale a cuestionar su existencia y legalidad.
Y es por esa misma razón, que también quieren obligarnos a que los «acojamos a todos» bajo las condiciones que ellos «deciden» y nos imponen, para luego, controlar nuestro destino, e imponernos su autoridad política y militar, al amparo de quienes los dirigen desde las inteligencias foráneas.
Esa es la lógica que prevalece.
Y esto tendrá que parar!
Este país no es sólo del Gobierno, ni de la Facción que los apoya desde nuestro suelo, y la que los dirige desde el exterior, bajo la aprobación sumisa, e incomprensible, de nuestro Gobierno.
Es hora de que empiecen a escucharnos. El país tiene que contar y examinar está política tan ambigua como incierta que nos está arrastrando al desastre y al naufragio nacional.
Por más compromisos que hayan asumido en nombre de nuestro pueblo, no les permitiremos que entreguen nuestro país. Por lo menos sin antes, emprender las enseñanzas de nuestros forjadores libertarios.
Este es el país de todos y tenemos que defenderlo.
Y lo defenderemos!
Dr. Robert Cabral
Acción Patriótica Nacionalista RD/USA.
