OPINION: Somos El Quijote. Por Noé Vásquez Sterling

Sentado en un gélido banco perdido en las profundidades del pensamiento, recordé una de las obras mas relevantes de la Literatura Universal, Presencie a “El Quijote”, en aquel vasto laberinto de emociones encontradas y extensas; tan extensas como el universo mismo.

Personaje de locura cuerda y cordura demencial, metáfora perfecta de la integridad más concreta que jamás haya sido redactada en tabula alguna.

El Quijote, franco y ajeno a la realidad palpable, responde a la perfección interior de sus convicciones.

No temió lanzarse a la batalla a pesar de su senilidad y su deteriorada salud; hablo de la salud física, jamás de la salud mental, porque precisamente en su psiquis , albergaba el mayor de los tesoros: el invaluable tesoro del HONOR de luchar por lo que se cree y lo que te convierte en un sujeto integro a toda cabalidad.

¿Qué es la Fe Sino “La Certeza de lo que se Espera y la Convicción de lo que no se Ve”?. El Quijote hizo real, el más puro de sus sueños.

No temió luchar, solo acompañado de su leal y fiel Sancho Panza, figura de humildad, amor, solidaridad, respeto e integridad infinita. Virtudes que crecieron amparadas por el compromiso hacia su amo y señor.

Elevándose victorioso ante aquellos monstruosos molinos de viento, activados y movidos por las terribles brisas de los usurpadores más corruptos; vientos Extranjeros, y Extraños a las tierras donde reposaban los cimientos de su origen e identidad.

Elevo su espada con gallardía absoluta, y venció en la certera profundidad de su corazón.

Lucho ante el mundo ya construido, ya degradado oprimido y ya martirizado, por la libertad de poder expresar lo que su astuta mentalidad procreaba y creía; cultivando y construyendo aquella realidad impalpable de “locura”, como el desborde de un rio de aguas cristalinas, tan pero tan veraces, como impalpables y etéreas.

Impulsado, y motivado, por el amor, puro, llano, franco e inconmensurable hacia su Princesa, la de nobilísima estirpe, Dulcinea del Toboso, (la cual había sido humillada y degradada a servir en la más paupérrima de las tabernas), denigrada al estatus de una sirvienta común, que brindaba sus aprestos, a los extrajeras sin escrúpulos que circulaban aquel lugar.

Dulcinea es Nuestra Patria Dominicana, hoy degenerada, violada y envilecida, humillada hasta la saciedad, explotada y denigrada hasta el nivel de los Naborias que conformaron en otrora épocas antiguas, la casta más baja de su digno, gallardo y monárquico origen de virtud.

El Quijote cumplió con el honor del legado de su íntegro y ensanchado corazón.

Murió como un héroe admirado por los suyos, recordando sus batallas contra el Mundo, el Universo y los Molinos.

Ellos, los traidores, son los Molinos. Aquellos que vendieron al mejor postor a la Amada Dulcinea, y él, a pesar de su soledad, y la no numerosa cantidad de su ejército, no temió alzarse a destruirlos; tanto que ese día, al final de las jornadas de sus batallas, quedo en su mente la verdad pitagórica, de haberse elevado como el más noble y gallardo de los Caballeros, jamás antes descritos y redactados en las páginas Universales de la Literatura.

Adelante Quisqueyanos Valientes. Ellos tienen los vientos foráneos de su Monstruosa e Innoble Des-virtud. Traición.
Nosotros tenemos el HONOR de nuestra estirpe Taina, y Duartiana.
“Ser libres o Morir” sea Nuestro Lema.
“Dios, Paria y Libertad”, Nuestra Templada Espada.
“La Santísima, Augustisima e Indivisible Trinidad del Dios Omnipotente”, Nuestro Escudo, Yelmo, Adarga y Armadura.

¡Que Viva la Republica Dominicana!.

Nuestra Dulcinea nos Espera desolada y triste en el portal, pero sonriente en sus esperanzas, deseosa de ser Rescatada de su humillación, para ser encumbrada nuevamente hacia los más altos peldaños, de la que alguna vez fuera su gloria.

Nosotros, los Nacionalistas, somos El Quijote de la Mancha.

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