Escrito por: Carlos de Jesus, dominicano residente en Madrid, con estudios en Ciencias Políticas en la Complutense de Madrid.
En todos los índices de desarrollo humano, la República Dominicana ocupa los mas bajos peldaños. No hay un renglón en el que el gobierno del PLD pueda vanagloriarse de haber acrecentado la mejorabilidad de vida de nuestros compatriotas dominicanos. Por igual, en todos los estudios que se realizan sobre los niveles de funcionabilidad de las instituciones públicas, en todos, en absolutamente todos aparecemos como uno de los países con mayores grados de desinstitucionalización en un Estado que esta denominado según su propia constitución como un Estado democrático y de derechos.
Y que democracia puede haber en un país donde las instituciones garantes del orden democrático no funcionan y no cumplen con los mandamientos constitucionales que pone sobre sus hombros prerrogativas llamadas a preservar el necesario contrapeso de poderes que debe existir y la vigilancia y supervición en la administración de los fondos públicos.
Por demás, podemos hablar de derechos ciudadanos en un país donde el Estado no garantiza la seguridad ciudadana y donde los que menos tienen se les hace cuesta arriba financiarse los gastos incurridos para paliar el mas básico padecer o quebranto de salud que tenga.
Como calificar a un Estado donde no se respeten los valores democráticos, donde no se garanticen los derechos ciudadanos, donde sus instituciones sean infuncionales y donde la trilogía de poderes públicos fungen como un único poder al servicio del mismo grupo político que tiene secuestrada la nación dominicana por mas de 13 años consecutivos.
Hasta cuando podremos resistir esta permanente puñaladas que sobre el cuerpo social inflije un PLD que no es capaz de condolerse de los mas de 4 millones de dominicanos que estan sumidos en la pobreza dentro de los cuales mas de un millon viven en la mas lacerosa miseria.
Es evidente que ante un gobierno que no ha resuelto ni un problema fundamental de la nacion, la razon nos obliga a pensar en la posibilidad de salir de un gobierno que solo ha servido para acrecentar las arcas de los miembros del comité político del PLD, obviando ellos lo que por años les había predicado su histórico líder Juan Bosch.
