Danilo Medina quería su congreso, lo tuvo, y hoy lo protege de una destitución segura

El presidente Danilo Medina en las elecciones presidenciales, congresuales y municipales del 2016 recorrió todo la geografía nacional vociferándole al pueblo a los cuatro vientos «yo quiero mi congreso, voten por mi congreso», expresión que fue utilizada por la oposición política para fundamentar su critica a los evidentes deseos del presidente tener un control total de los poderes públicos.

El presidente fue reiterativo con sus objetivos políticos definidos de tener la actual concentración de poder, para lo cual realizo el máximo de los esfuerzos que le permitieron concretizar sus anhelos que para ciertos analistas resultaban ser deseos propios de un dictador.

Para sus objetivos Medina utilizó las instituciones públicas y sus respectivos presupuestos para de forma avasallante obtener en el senado una mayoría casi absoluta y en la cámara de diputados una mayoría significante que le permite pasar cualquier iniciativa legislativa que sea de su intereses.

Dicho y hecho el presidente Medina puede sentirse seguro de que al menos su congreso no iniciara ningún tipo de proceso conducente a su enjuiciamiento político y posible destitución, lo cual si hubiese sido posible en caso de que el Congreso Nacional estuviese en manos de la oposición política.

Porque de algo si tenemos que estar claro y es que los elementos constitutivos y probatorios de serias y contundentes violaciones a la constitución de la república están ahí, y ello no hay forma de ocultarlo ni con todo el aparataje mediático de vocingleros que mantiene y financia el gobierno en los medios de comunicación de la República Dominicana.

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