La República Dominicana está cosechando trágicamente su descuido en materia de migración con la presencia en numerosos crímenes, algunos de ellos horrendos, de inmigrantes indocumentados cuya identificación resulta difícil, para no decir imposible.
El caso más reciente es el del asesinato, posiblemente obra del sicariato, de una pareja de esposos en Cotuí.
Uno de los participantes en el hecho es un individuo sin documentos ni filiación alguna con el país. Las autoridades le atribuyen nacionalidad haitiana.
Haití ha fallado en el proceso de dotar de documentos de identidad a sus habitantes. En un gran número, ni siquiera se ha registrado su nacimiento. Algunas de esas personas cruzan la frontera sin control alguno y ahora estamos viendo los resultados de esa falta de control.
Es necesario que quien no muestre un documento de identidad en la frontera se le fiche para fines de control. Que se tomen sus huellas y que lo mismo se haga con cualquier indocumentado antes de que sea deportado. El país tiene que defenderse de todos aquellos que no vienen a trabajar sino a delinquir.
