El equipo político y estratégico del ex presidente Leonel Fernández continua con el bombardeo mediático de encuestas altamente cuestionables que lo colocan como puntero de cara a las próximas elecciones presidenciales del 2020.
Todas las encuestas publicadas, inicialmente por medios de comunicación vinculados al ex presidente, y como efecto bola de nieve, en los demás medios, en la que el ex presidente aparece como el favorito para dirigir los destinos nacionales son encuestas de dudosa reputación.
No hay una sola encuesta creíble y que respete las buenas prácticas propias de estos complejos estudios político electorales, que de favorito al ex presidente.
Sino todo lo contrario, las más reputadas encuestas nacionales colocan al ex presidente Fernández junto con el canciller Miguel Vargas Maldonado, como los dos políticos más rechazados por la sociedad dominicana.
Obviamente, el equipo político del ex presidente juega a la construcción de una percepción en la que su líder aparezca como el único candidato que a lo interno del PLD tiene la capacidad de mantener dicho partido surcando los dulces senderos del poder.
Es una estrategia que pudiera ser válida de cara a los intereses que ellos persiguen, pero que resulta perversa de cara a las aspiraciones ciudadanas de fortalecer nuestro ordenamiento democrático.
Las bases del PLD deben tener la oportunidad de expresar voluntariamente su parecer sobre quien debe ser el candidato que los represente en el 2020.
No debe ser una percepción colectiva superficialmente construida la que decida los procesos internos del PLD.
Este tipo de bombardeos mediáticos con falsas encuestas están llamados a ser regulados en la nueva ley de partidos y electoral que está en el Congreso Nacional. No solo las encuestas que se publicarían serían reguladas sino también los tiempos de su publicación.
Es así como podremos crear mejores condiciones para que la voluntad ciudadana se manifieste libremente en los procesos eleccionarios sin estar supeditada a los titulares de medios de comunicación controlados por la propia élite política o a las voces pagas que están en los medios pregonando la llegada de aquel mesías que infla sus cuentas bancarias.
