Aun la sociedad dominicana se siente estupefacta por la desfachatez mostrada por la diputada Lucía Medina, quien desde el congreso con rostro lloroso y triste pretendió vender la idea de ser víctima de una trama organizada por quienes pululan en las redes sociales.
Un intento perverso que asume la sociedad dominicana como un ejército de ciudadanos idiotas incapaces de comprender las evidentes irregularidades que hubo en la donación de miles de mochilas pagadas, presuntamente, con dinero público.
Que dichas mochilas tengan ocultado el logo del Ministerio de Educación no puede ser concebido como una casualidad. Todos sabemos como la clase política gobernante administra perversamente los fondos públicos.
Desde el propio presupuesto nacional extraen los recursos utilizados para las dádivas y ayudas que utilizan para sacar capital político en sus respectivas comunidades.
La congresista pudo haber pedido disculpa ante tan repugnante irregularidad, pero prefirió con falsas lágrimas victimizarse frente a una sociedad harta de que el presupuesto nacional sea utilizado como botín político.
No podemos continuar tolerando tanta desfachatez política y descaro público por quienes están llamados a rendirle cuentas a la nación.
LoQueSucede reveló como la fundación que dirige la congresista recibe anualmente 3 millones de pesos del Estado dominicano. Con nuestro propio dinero esta clase política gobernante financia los proyectos sociales asistencialistas con los cuales en cada proceso electoral logran alzarse con la victoria.
Resulta insostenible un sistema político democrático sustentado en el presupuesto público, en vez de fundamentarse en las ideas y las propuestas políticas.
Bajo estos débiles cimientos el edificio democrático nacional podría colapsar en cualquier momento, salvo que la sociedad reaccione y desmonte todo ésto para darle paso a una democracia mas participativa, plural, transparente y donde imperen reglas claras para la participación política mas igualitaria.
El despertar temprano se hace mas que nunca urgente.
