RD se derrumba ante los pies de un Presidente que al parecer desprecia el sentir de la gente

La República Dominicana se encuentra en estos momentos atravesando uno de sus peores momentos en toda su historia de vida republicana desde su fundación en el 1844.

Nunca como ahora la sociedad dominicana había experimentado un estado situacional tan precario como ahora. Problemas de suministro eléctrico, escasez de agua potable, desconfianza ciudadana en las instituciones públicas, enorme pesimismo ciudadano en el futuro del país, poca valoración a la gestión del presidente Danilo Medina, ralentización de la economía nacional, desplome del flujo de turistas, incertidumbre en el mercado cambiario, incremento de la inseguridad y la violencia intrafamiliar y un panorama electoral que en cualquier momento pudiese desencadenar un prolongado periodo de profunda crisis política sin precedentes.

A todo esto se suma la enorme carga que ya representa para el país la deuda pública que según organismos internacionales ronda el 55% del PIB.

No hay un solo sector de la vida política y económica nacional que muestre avances esperanzadores.

La guagua marcha en reversa

En prácticamente todos los indicadores que miden los niveles de calidad de vida de la gente y la eficiencia de las instituciones públicas, el país se encuentra a la deriva. Asi lo confirmo la última medición que realizó Barómetro de las Américas, un estudio que se realiza en más de 30 naciones del mundo para medir los avances y los retrocesos que se experimentan nuestras naciones. Segun este reputado estudio mas del 60% de la poblacion dominicana no cree en los partidos politicos tradicionales, no confia en las elecciones ni cree en el Congreso Nacional.

Un presidente ciego, sordo y mudo

A pesar del incremento de los reclamos sociales al día de hoy el presidente Danilo Medina no ha dado muestra, al menos de manera pública, de importarle los altos niveles de insatisfacción que expresa la gente en las calles. La insatisfacción sería, según recientes mediciones que se han hecho, por problemáticas como la falta de trabajo, inseguridad ciudadana, precariedad servicios públicos y corrupción política. En ninguna de estas temáticas el actual gobierno ha demostrado disponer de un plan de trabajo que vaya en la dirección de satisfacer los reclamos sociales.

Una España boba

El agitado curso de crecimiento que había experimentado la economía nacional durante las últimas décadas luce actualmente estancado. Inclusive, los principales sectores del desarrollo nacional al parecer estarían a la espera de lo que acontecerá en los próximos procesos electorales. Esa espera ha implicado una reducción importante en el circulante de dinero, en las recaudaciones del estado y está afectando la estabilidad cambiaria. El propio gobierno reconoció que las recaudaciones se han desplomado por mas de $18 mil millones de pesos, lo que incrementará el hoyo fiscal programado en el Presupuesto del presente año.

Los días finales

Ante un panorama tan sombrío, hay quienes se preguntan si estamos en los últimos días de aquella República Dominicana que vivió un largo periodo de crecimiento económico y estabilidad política, lo que la diferenció de la gran mayoría de los países latinoamericanos que hasta el día de hoy atraviesan por serias convulsiones sociales, crisis políticas e inestabilidad económica.

No es de sorprende a nadie que así sea, y que estemos ante el crepúsculo de un nuevo ciclo político, social y económico en el que la República Dominicana pueda despertar tras años de encabezar con números negativos los principales indicadores que miden calidad de vida y eficiencia de las instituciones públicas. Es un nuevo ciclo de impredecibles consecuencias que necesariamente deberá iniciarse para que la ciudadanía pueda recobrar la fe en sus instituciones, en la democracia y en sistema de partidos políticos. Mientras tanto, mientras todo esto llega, solo nos queda sentarnos en la acera y ver pasar el carro fúnebre de lo que tanto pavor e indignación ha causado en el sentir nacional. Que vengan los nuevos vientos!.

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