La Utopía de la República del Estado del Haití Español. Por Cristopher Brea

Por que Haití y la República Dominicana nunca serán “una”

Estimado lector, se ha preguntado usted alguna vez ¿Qué hace un país a un país? En caso de que lo haya hecho, o recién se lo pregunte en este instante, me tomaré cortésmente la libertad de responderle dicha interrogante. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) define país como: “Nación, Región o Territorio”.

Las razones por las cuales Haití y la República Dominicana nunca serán una sola, son varias.

Primeramente, una nación según la fuente anteriormente citada, es “un conjunto de personas de un mismo origen, que hablan un mismo idioma y tienen una tradición común”.

La República de Haití tiene sus orígenes como resultado de la invasión de la isla en 1606 por los filibusteros y bucaneros franceses tras las Devastaciones de Osorio, y la posterior firma del tratado de Ryzwick. La República Dominicana por otro lado, se origina de la colonización española en el nuevo mundo que se dio a raíz del descubrimiento de América en 1492 por Cristobal Colón. Estos distintos orígenes son una explicación simple de por que en Haití se habla el Creole (lengua fruto de la combinación de los habitantes franceses y esclavos africanos) y por que en República Dominicana se habla el Español.

Aunque la lengua en la actualidad es una de las principales disimilitudes, al sumergirnos en la historia podemos ver como los paralelismos entre ambas van mas allá de las palabras. A la hora de analizar los hechos históricos podemos observar como los distintos métodos de explotación han moldeado las demográficas dejando huellas que son visibles hasta hoy en día. En la parte francesa de la isla la explotación fue intensiva, razón por la cual era necesaria la importación de un número mayor de esclavos africanos. La explotación en la parte española fue más pasiva por lo cual la concentración de esclavos negros era menor. Este es el motivo de que a la fecha Haití sea una nación de raza predominantemente negra, mientras que su contraparte dominicana es predominantemente mulata.

En lo que a sociedad se refiere, debido a la alta concentración de esclavos y el maltrato que recibían de sus amos. En la parte occidental los habitantes franceses marcaron una división social rotunda, en contraste a la parte oriental en donde debido al trato más amigable y el mestizaje las líneas entre clases sociales se difuminaron con el tiempo. La separación colonial francesa, que se pudiera asemejar a un sistema de casta, es la causa de la desproporción socio-económica actual de un Haití que vive bajo el mando de una oligarquía. En cambio hoy por hoy, aunque las hay pocas, en República dominicana hay posibilidad de en cierta forma progresar, lo cual es una razón entendible del porque una gran cantidad de haitianos buscan migrar a su territorio vecino.

Todos estos acontecimientos son los que han dado forma a la vida cotidiana del haitiano y del dominicano y hacen que el presente sea el presente. Son lo que hace que los haitianos bailen Kompa y los dominicanos Merengue, que gran cantidad de haitianos practiquen el vudú y los dominicanos sean mayormente Cristianos, que ambos hablen lenguas distintas, y que se encuentren cada cual en su respectivo lado de la isla.

Este análisis del paralelismo bajo el cual se concibieron ambas naciones sirve para explicar porqué que claramente Haití y República Dominicana son dos países enteramente disparejos.

Ex-presidente dominicano Leonel Fernández (Izquierda) y presidente haitian0 Michel Martelly. (derecha)

En estos últimos días las cadenas de noticias internacionales, y organismos multilaterales como la OEA y la CIDH han puesto sobre la palestra las controversias sobre la situación política y diplomática entre Haití y República Dominicana. Sensibilizándose en su mayoría con los haitianos, principalmente por su lamentable y difícil situación, económica, política y social. Una realidad que no le es ajena a los dominicanos y por lo cual a pese a diferencias pasadas (como la ocupación haitiana del hoy territorio dominicano) que los dominicanos hace tiempo hemos perdonado. República Dominicana no ha hecho más que brindar una mano amiga a su hermana nación, esta no es la causa de su desgracia y jamás condenaría que otro país se diera a la tarea de virarlos hacia el camino del progreso.

Es cierto que Haití necesita un cambio, pero lo que necesita no es una unión que hará más mal que bien para ambos países. Después de todo como líneas paralelas que son, solo por medio de la fuerza se podrían alinear para que converjan en un punto.

Estimado lector, se ha preguntado usted alguna vez ¿qué hace un país a un país? Si me preguntaran, solo le podría decir que dos nacionesyuxtapuestas no conforman un país.

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