Andrés Manuel López Obrador ha sido elegido por el pueblo mexicano como su próximo presidente con una mayoría apabullante que también pondrá en sus manos el control del congreso.
Lopez Obrador es un hombre de la izquierda política, de aquella que cree en la identidad nacional, en el fortalecimiento de nuestros estados nacionales, en el desarrollo de programas de asistencialismo social y en la nacionalización de servicios públicos y sectores neurálgicos de nuestros Estados.
Obrador representa la verdadera izquierda, esa que cree en la dignidad, en la historia y en la cultura como herramientas necesarias para descolonizar nuestras conciencias nacionales.
Aunque en el último tramo de su campaña electoral desarrolló un discurso tendente a tranquilizar los poderes fácticos, su ascenso al poder sin lugar a dudas provocará transformaciones y cambios profundos en una México azotada por la corrupción, el narcotráfico y la violencia.
Su triunfo representa un nuevo respiro para una izquierda latinoamericana responsable de haber sacado de la pobreza a millones de ciudadanos que por años fueron marginados de las políticas públicas implementadas por la derecha política.
Con la victoria de López Obrador ganó México, ganó la izquierda y ganó la dignidad de nuestra humillada Latinoamérica.