«La democracia es el gobierno de la gente, por la gente y para la gente»Abraham LIncoln
Reseñamos esta frase histórica de Abraham Lincoln a propósito del nuevo pedazo de pastel electoral que tendrá la partidocracia nacional para construir nuevas mayorías tendentes a perpetuar su hegemonía política.
Una hegemonía sustentada en dádivas y prebendas a una sociedad con serias limitaciones para satisfacer sus mas elementales necesidades materiales.
Podrá florecer la democracia nacional con esta «dictadura de la papeleta» en la que los sobrecitos se constituyen en elementos fundamentales para la consecución de objetivos políticos electorales.
No ha bastado que la República Dominicana reproduzca sus propios pobres y sedientos ciudadanos, sino que con la regularización migratoria de 200 mil haitianos tendremos de golpe y porrazo una nueva carga humana que hará aun mas precaria las condiciones de vida del pueblo dominicano.
Esa precariedad se ve manifiesta cuando cientos de dominicanos no encuentran la cama necesaria para recibir dignamente el auxilio médico en nuestros hospitales públicos. Esa precariedad también se ve manifiesta cuando miles de niños dominicanos no encuentran el pupitre disponible para recibir sentados el pan de la enseñanza. Esa incrementada precariedad también la vemos cuando los miles de vendedores ambulantes dominicanos ya no reciben ni el 50% de los ingresos que producían diariamente.
Con esto LoQueSucede no plantea que la migración haitiana sea la responsable de todos los males nacionales. Pero si indudablemente ha incrementado aun mas las precariedades y limitaciones de un pueblo con uno de los mas elevados niveles de desigualdad social y pobreza en todo el continente.
Es una culpa ajena que estamos condenados a pagar por la irresponsabilidad de la clase política gobernante que ha preferido voltear la mirada a una realidad espantosa que afecta el día día de los dominicanos de a pie.
Por lo que nos preguntamos ante este panorama grisáceo ¿podrá avanzar la democracia nacional con una masa de votantes con ingentes necesidades básicas insatisfechas, con el incremento de las competencias ciudadanas por sobrevivir, y con una enorme deuda social?
Resulta imperativo analizar el futuro de nuestra decadente democracia sustentada en votos ciudadanos que en una elevadísima proporción no se inclina el día de las elecciones por los candidatos que presenten las mejores agendas políticas tendentes a solucionar parte de nuestros problemas ancestrales, sino que, secuestrados por los programas de asistencialismo social del gobierno y por el enorme presupuesto que se pone a rodar el día de las elecciones, tiende a marcar en la boleta aquellos pseudos líderes que le compran sus conciencias con migajas muchas veces sustraídas del propio presupuesto público.