Por Leonardo Jaquez
En el día de ayer el periódico digital Loquesucede reveló detalles contundentes de los planes que estarían fraguando las dos principales fuerzas políticas opositoras de la República Dominicana contra el presidente Danilo Medina y los funcionarios corruptos que le acompañan en la administración del gobierno.
Como parte de estos planes con los cuales se procura desplazar del poder al PLD danilista, se está articulando una gran coalición de partidos y movimientos opositores que de la mano con grupos cívicos de gran peso presentarían candidatos comunes en los niveles senatorial, diputacional y municipal a lo largo y ancho de la República Dominicana.
Desmontar la mayoría danilista del Congreso Nacional, sería tan solo una parte de la estrategia con la que en seis meses se aspira reconfigurar el escenario de poder político que ha imperado en la nación en los últimos 16 años. Aunque ha nivel presidencial no se concertaría de manera formal y pública ningún acuerdo, si se sabe que tras bastidores el candidato presidencial Luis Abinader y el ex presidente Leonel Fernández tendrían pactado apoyarse mutuamente en un escenario de segunda vuelta en la que muy posiblemente el PRM quede en una primera posición y la Fuerza del Pueblo de tercero. En este escenario hipotético pero con altas posibilidades de que se materialice, el PRM recibiría el apoyo de Fernández, lo que convertiría a esta fuerza opositora que tiene 16 años fuera del poder en el nuevo partido gobernante.
Enfrentar esta mayoría aplastante (PRM-Fuerza del Pueblo) resulta altamente difícil para un partido gobernante que tiene tanto tempo dirigiendo los destinos nacionales y que está afectado por un alto nivel de rechazo popular. Según una reputada encuesta financiada por un grupo de empresarios, el PRM y la Fuerza del Pueblo tienen mas del 65% del apoyo del electorado. Por lo que de mantenerse esta tendencia electoral tal como lo dice el propio ex presidente Fernández los «engreídos del Palacio» es muy posible que «e´ pa´fuera que van» en el 2020.
Ante este panorama sombrío y lúgubre, el presidente Medina tiene pocas opciones para salvar su pellejo. Después de haber propiciado el derrumbe de esa todopoderosa maquinaria político electoral llamada PLD, a través de un fraude electoral con el que impuso a su pupilo el ex ministro de obras públicas Gonzalo Castillo, las bases del PLD no le perdonaran que después de haber estado por años enganchados con lujosos sueldos en la nómina pública, por la ambición desmedida de un hombre, en el 2020 estén fuera del Poder sin esperanza alguna de volver en el futuro próximo.
Hay quienes inclusive señalan la posibilidad de que el presidente Medina desesperado por una coyuntura tan adversa y atormentado por la posibilidad de que la navidad del 2020 la pase recluido entre los oxidados garrotes de Najayo, tome la desquiciada decisión de pegarse el tiro de la dignidad como se lo «pegaron» los ex presidentes Antonio Guzmán y el ex presidente peruano Alan García. Ambos no resistieron la posibilidad de verse recluidos en una cárcel imputados por deshonrosos delitos penales y reprochados moralmente por sociedades que en su momento depositaron en ellos la esperanza de un mejor futuro.
Para algunos el «tiro de la dignidad» pudiese parecer un planteamiento descabellado pero no lo es, nadie se imaginó que el ex presidente Guzmán y el ex presidente García en Perú terminarían poniéndole a sus exitosas carreras políticas un punto rojo con una bala suicida. Decisiones como estas llegan en su momento cuando todas las vías de la dignidad humana y el decoro están cerradas. Y es el caso del presidente Medina, quien pudo salvarse de la candidatura presidencial del ex presidente Fernandez en su partido, pero muy difícilmente logre lo mismo contra un Luis Abinader que cada día que pasa aglutina a su alrededor nuevas fuerzas políticas y sociales que mas que un cambio político procuran un cambio del sistema «democrático» corrupto y perverso que instauró el PLD desde que regresó al poder en el 2004.
Ante un avance tan apabullante de un adversario hambriento de poder y un pueblo deseoso y con sed de venganza, cualquier decisión desesperada puede pasar por la mente de quienes lo han podido tener todo y que de un momento a otro podrían verse sin absolutamente nada. Por lo que no puede ser descartada la posibilidad del «tiro de la dignidad».
