El ex presidente de la república, Leonel Fernández Reyna, esta plenamente decidido a volver a devorar la presa mas deseada por nuestra insaciable clase política y el voraz empresariado nacional: El Estado.
El ex presidente en el multitudinario acto político realizado ayer en el Palacio de los Deportes, dio por iniciada la carrera proselitista que lo llevaría primero a ser el candidato presidencial del oficialista PLD y segundo derrotar a un fortalecido PRM, quien luce ser el partido que pudiera disputarle el poder al PLD.
Fernández, en el discurso que pronunció defendió las ejecutorias de sus tres gobiernos en los cuales hubo muchas denuncias de corrupción en las principales instituciones públicas.
Leonel, a pesar de tener una elevadísima tasa de rechazo de un 61% según las principales encuestas, está convencido que el destino le tiene reservado regresar al poder en la República Dominicana.
Fue durante sus mandatos presidenciales que la República Dominicana experimentó los mas altos niveles de degradación democrática y perversión de la instituciones publicas a tal nivel que en el sistema de justicia las sentencias volvieron a redactarse desde el propio Palacio Nacional.
Fue en sus mandatos que las instituciones de nuestro estado fueron utilizadas como botín de guerra por un funcionariato público que protegió y blindó con un sistema de justicia justicia que pudo controlar colocando como presidente de la Suprema Corte a quien fue su abogado personal.
Ese es el tres veces presidente que aspira al cuarto turno para volver a utilizar un bate de corcho con el cual hacerle swing al lanzamiento de un pueblo que ha demostrado hartazgo del oficialista PLD, por lo que ante un escenario político en el que por vías democráticas y pacificas no se vislumbre el cambio deseado, ese pueblo pudiera recurrir a métodos no contemplados en las reglas del juego democrático, para forzar las transformaciones políticas y sociales que puedan satisfacer la enorme deuda social acumulada por la partidocracia que nos ha gobernado en las últimas cuatro décadas.