A principios del año 2016 el precio del galón de Gas Licuado de Petroleo (GLP) oscilaba los $78.80 pesos, un precio que de por si ya representaba una alta carga para los hogares dominicanos que tanto necesitan del gas para la cocción de la alimentación diaria.
Hoy 24 meses después, el galón de GLP cuesta $128.80 pesos o sea $50 pesos mas que en el 2016, una situación que ha provocado el incremento de cinco pesos en los precios del pasaje en las rutas que maneja la Confederación Nacional de Organizaciones del Transporte (CONATRA).
Ya la Asociación de Amas de Casas se ha expresado sobre esto criticando unos aumentos que tienden a empobrecer mas los bolsillos de la gran mayoría nacional. El GLP no solo se esta utilizando para las cocinas de los hogares dominicanos sino también para la movilidad de gran parte de la flotilla vehicular del país.
Hemos visto como nuestros ciudadanos se han visto compelidos a migrar la combustión de sus vehículos de gasolina a gas, ante el incremento de los precios de las gasolinas. Pero ya dicha estrategia tendente a reducir los presupuestos familiares no esta surtiendo los efectos deseados ya que cada vez mas el precio del GLP se acerca al de las gasolinas.
Muchos piden que el gobierno subsidie los precios de un combustible tan necesario en nuestros hogares y que ha resultado fundamental para contener la depredación de nuestros recursos naturales, ya que antes de la masificación del uso de estufas de gas, los dominicanos en su gran mayoría utilizaban anafes de carbón para la cocción y preparación de su alimentación diaria.
En la medida que el gobierno pueda subsidiar el gas propano podremos evitar que nuestras amas de casas vean nuevamente en el anafe la vía mas económica para la preparación diaria de sus alimentos.
Hay que evitar todo lo que representaría la vuelta nueva vez al anafe, símbolo histórico de los niveles de atraso social que llegó a tener la República Dominicana hace apenas unas décadas atrás.
Subsidiar el gas propano de petróleo debe ser considerado como una medida de seguridad nacional tendente a proteger nuestras reservas forestales tan necesarias para la sostenibilidad de la vida humana en una isla históricamente depredada por nuestros colonizadores y por las élites nacionales que nos han gobernado en los últimos años.
