El periodista Luis Eduardo -Huchi- Lora recibió ayer el galardón que lo acredita como Premio Nacional de Periodismo 2016, en un emotivo acto en el que reflexionó sobre sus 50 años de ejercicio y citó dentro de sus conclusiones, que para estar viva una democracia siempre necesita que la prensa muestre las llagas de la injusticia, de las violaciones de las normas y los excesos de poder.
Visiblemente emocionado por las ovaciones de pie que hizo el público, las expresiones sobre él en los discursos y un vídeo que mostró sus inicios en fotografías, con mensajes de colegas y su hija Diana Lora, el veterano comunicador llamó a los gobernantes a respetar y comprender la necesaria función de la prensa.
“Para la sociedad, la labor del periodista es una necesidad. Para algunos es una necedad. Cuando la autoridad trilla caminos torcidos siempre aspira al silencio”, expresó.
Señaló que en ocasiones surgen reminiscencias de brutalidad totalitaria con agresiones en las que a menudo las víctimas son los fotográfos y camarógrafos, en señal de un profundo temor a que se conozca la realidad.
“Constituye un error muy generalizado denunciar en esos casos que la prensa y los periodistas son “víctimas” de una agresión. En realidad, la víctima es la sociedad. Cuando se trata de tapar la boca de la prensa, en realidad el objetivo ulterior es tapar los oídos y los ojos de cada ciudadano para que no se entere de aquello que le interesa”, subrayó Lora en su discurso.
“La prensa debe poner el dedo donde duele para descubrir la infección. Ese es el principal deber de la prensa: ser el dolor de la sociedad”.
Dijo que algunos califican como “malas noticias”, en queja, de que se publiquen las cosas negativas y olvidan que el país vivió una era en la que todas las noticias que se publicaban eran buenas. “Duró 31 años y los dominicanos estamos decididos a no permitir jamás que se repita”, indicó.
Recuerda embates del poder. Ante un público que desbordó en aplausos para él, Lora recordó sus inicios en el periódico El Nacional y el precio que tenía el denunciar las distorsiones que se operaban en la democracia y que en más de una ocasión lo llevaron a la cárcel.
Expresó que en el medio siglo que tiene de ejercicio vio a muchos periodistas poner su profesión al servicio de la sociedad y sufrir los embates de un poder despótico y atentados, como la bomba que voló el vehículo del periodista Juan Bolívar Díaz.
Con voz entrecortada mencionó a periodistas de su generación que desde diferentes posiciones tuvieron la trágica coincidencia de caer víctimas del mismo poder totalitario como Orlando Martínez, Enrique Piera, Gregorio García Castro (Goyito y Marcelino Vega.
“La muerte que les dieron a ellos era un poco de muerte para todos los demás que hacíamos el mismo trabajo”, expresó compungido.
Sin embargo, dijo que se trata de una época superada que no debe regresar y señaló que aunque recientemente se han visto grupúsculos ultraconservadores promoviendo y pagando amenazas de muerte a periodistas como represalia a su ejercicio independiente, hoy día esa no es una política de Estado.
Sobre sus anhelos, expresó que “…la salvación no la traerá ningún mesías político” sino que, “solo la sociedad salva a la sociedad” y partiendo de ello, dijo confiar en que en un futuro no muy lejano se puedan ver satisfacciones como la institucionalización del país y la independencia de la justicia penal, civil y electoral.
Agradecido. Así se mostró Huchi Lora ante Dios por sus padres, hermanos, esposa, hijos, nietos, sobrinos, amigos, profesores y su profesión, así como laborar para un medio en que no existen interferencias. Manifestó que a esas fortunas se sumó el reconocimiento de que fue objeto y agradeció al jurado que lo escogió.
En el acto, el ministro de Educación, Andrés Navarro, definió al galardonado como un ícono del periodismo nacional y destacó su compromiso social y sus aportes en defensa de las causas más justas.
Huchi estuvo acompañado en el reconocimiento, de su esposa Betty Echavarría; varios de sus hijos, nietos, sobrinos, colegas y amigos que esperaron el término de la parte protocolar para felicitarle con un abrazo.
