No ha bastado el incremento de las fuerzas policiales en las calles ni las medidas que ha tomado el gobierno del Presidente Medina para reducir los altos niveles de inseguridad que existen en todo el país. Desde atracos a plena luz del día hasta robo dentro de viviendas en horas de la noche mientras las personas duermen son parte de los tipos de actos delincuenciales que están gravemente afectando una sociedad dominicana que se siente hastiada de que no se le garantice minimamente sus vidas ni sus bienes.
Decenas de promesas y medidas gubernamentales que no han surtido efecto en reducir toda esta oleada de atracos, asaltos, robos, asesinatos que vemos todos los días en cualquier lugar de la República Dominicana. Mientras la Policía Nacional y el Ministerio de Interior y Policía afirman que los actos delictivos se han reducido en los últimos meses esto no es creído por casi nadie de los habitantes que viven el día a día en sus barrios los azotes de un grupúsculos de jóvenes facinerosos que no le temen a nada ni a nadie a la hora de concretar sus intentivas delictivas.
Los policías se quejan de los bajos niveles salarios que devengan y aunque el gobierno les incrementó el sueldo en un 45%, aun el mismo resulta insignificante ya que mientras el policía dominicano ganará 200 dólares mensual, el policía haitiano devenga 500 dólares una suma que duplica los ingresos de la policía nacional. Teniendo un cuerpo policial con tan bajos ingresos y de baja preparación académica y perfil profesional, seguirán aconteciendo hechos delictivos importantes en el que los mismos policías y militares aparecen involucrados lo cual ya parece común en nuestro país.
La solución no puede ser la sustitución del jefe de la policía o la remoción del personal de turno, la transformación debe realizarse de forma integral desraizando toda una estructura mafiosa y corrupta anclada en el mismo corazón de instituciones gubernamentales creadas en tiempos de dictaduras en las que no se garantizaban los derechos constitucionales del ciudadano y en la que no existe una conciencia de enfrentar la delincuencia con nuevos métodos modernos y avanzados en donde la policía deje de ser un cuerpo de persecución y pase a ser un cuerpo precautorio que coloque sus garras antes de concretarse el delito.
