El ex presidente Fernández a partir del momento en que logró promover la reforma constitucional del 2010 procuró colocar en las Altas Cortes las lealtades necesarias para desde el Palacio Nacional o Funglode ejercer la ingente influencia requerida para preservarse en el tiempo protegido por la impunidad.
Tras cinco años de haber abandonado el poder vemos como a pesar de que encabezó los gobiernos mas corruptos de toda la historia de la República Dominicana, ni él ni sus funcionarios han sido tocados ni con el pétalo de una rosa.
Aunque pudiese decirse que su ex todopoderoso ministro de obras públicas, Víctor Díaz Rúa, está atravesando por un proceso penal que lo pudiese conducir a prisión, los conocedores del sistema de justicia dominicano vaticinan una libertad casi segura.
Y fue precisamente para esos fines que el ex presidente Fernández aposentó en las altas cortes esas lealtades que no le han fallado.
Pero nada es eterno en la vida. Su influencia en las Altas Cortes se ha ido desmontando paulatinamente a partir del vencimiento de los mandatos de los jueces que la constituyen. Ya esto pasó con los del Tribunal Superior Electoral. En este órgano el ex presidente Fernández perdió el control que había conservado.
Aún puede timonear desde Funglode el Tribunal Constitucional y la Suprema Corte de Justicia. Este último órgano dirigido por quien fue su abogado personal Mariano Germán Mejía, quien es un peledeísta ortodoxo hermano de otros dos altos dirigentes del PLD.
Por mandato constitucional también corresponde remoción de jueces en el Tribunal Constitucional. Allí muy posiblemente será desmontado el aparato Leonelista para imponer nuevas lealtades.
Y por igual para diciembre del presente año corresponde en la Suprema Corte de Justicia.
En ambas altas cortes se impondrán las lealtades danilistas necesarias para el presidente actual garantizarle impunidad a la camada de funcionario que le acompañan y sobre los cuales recae lluvia de acusaciones de corrupción espantosa.
Mientras todas estas sustituciones de lealtades se concretizan aun el presidente Leonel Fernandez ejerce una influencia enorme en la senda final de importantes casos de corrupción que circulen por allí.
Es un blindaje total a las gestiones presidenciales mas corruptas que ha tenido la República Dominicana desde que se instauró nuestra decadente democracia en la década del 70.