Una gran incógnita se agiganta cada día más en el alma nacional en torno a lo que sucederá en la República Dominicana después de la transición política que habrá de iniciarse después del proceso eleccionario del 2020.
De materializarse lo que sondeos reputados señalan, de seguro veremos un cambio de partido político gobernando la República Dominicana tras 16 años de hegemonía peledeista.
Ante este cambio de panorama que habrá de concretarse si realmente se respeta la voluntad ciudadana, muchos se formulan la gran pregunta ¿Que pasara con el dos veces presidente Danilo Medina Sánchez?
La pregunta surge por la gran cantidad de denuncias de corrupción que le han lanzado al mandatario desde todos los ámbitos de la vida nacional. Denuncias que lo ubican a el, inclusive, como centro gravitacional del pillaje masivo cometido por su gobierno. El caso más rimbombante lo es la construcción y posible venta de las plantas eléctricas de Punta Catalina, una obra de infraestructura que estará en los anales de nuestra historia como la obra más costosa y cuestionada por la sociedad dominicana. Solo para la construcción de esta obra el gobierno ha destinado más de 3 mil millones de dólares. Una suma extraordinariamente impresionante y muy superior a los mil millones de dólares presupuestado por el gobierno Chino para dicha construcción. Hablamos de que solo en esta obra presuntamente hubo una sobrevaluación de dos mil millones de dólares.
También, familiares cercanos al presidente Medina han sido imputados con denuncias muy serias y fundamentadas de estar participando en actividades que constriñen nuestro ordenamiento penal. Desde tráfico ilegal de ciertas mercancías, explotación de áreas medioambientales protegidas, tráfico de influencias, y hasta auto asignaciones de construcciones de obras públicas a través de tercero. Un compendio de denuncias que en cualquier país de la región hubiese puesto a temblar al gobierno. Sin embargo en la República Dominicana no ha pasado así.
Mientras tanto, solo queda esperar lo que acontecera en un nuevo gobierno, el cual estará compelido a satisfacer los reclamos sociales de justicia y encarcelamiento contra los corruptos. De no hacerlo así, muy posiblemente ese nuevo gobierno se vea tambalear en el corto plazo, por una ciudadanía que ha demostrado que llego a los límites de tolerancia y paciencia.
Solo sometiendo a los funcionarios corruptos mediante expedientes penales bien articulados que garanticen penas contundentes en los tribunales de la república, el nuevo gobierno recibirá el apoyo popular necesario para poder poner en marcha su agenda gubernamental. Todo esto habrá de iniciarlo inmediatamente asuma el poder en el 2020, por lo que hay quienes consideran altamente posible que el presidente Danilo Medina pase recluido en Najayo las navidades del próximo año. Otros formulan la tesis histórica de que soñar no cuesta y de que habrá un borrón y cuenta nueva. Esperemos, el tiempo dirá.
