Ya República Dominicana tiene un candidato al premio Nobel, en condiciones de pasar, vivir, legislar y compartir con pares en un pantano sin enlodarse.
Al personaje le atribuyen haber patentado recientemente una marca de zancos que se venden como pan caliente en territorio dominicano, exportados con gran demanda en distintos países.
Algunos críticos especulan que el legislador sancarleño (mientras fue pobre) pudo creerse un Bob Dylan, quien, sin provenir del universo de las letras, obtuvo el Nobel de Literatura.
No faltarán bocinas intolerantes que juzguen de “irrespetuosos” los párrafos precedentes.
Sin embargo, existen estudiosos convencidos de que por cada 10 personas, más de siete comparan el escenario legislativo con un lodazal.
Incluso, las palabras del aspirante al Nobel lo revelan comparando al Senado con un lodazal. La diferencia es que él pasa, baila y legisla en el lodo, pero no se ensucia. O sea, el hombre del barrilito cruzaría el fango y sale seco.
En alguna tertulia pudieran opinar que a Temístocles Montás “lo echaron al agua”. No sería el caso de Rubén Bichara, Gonzalo Castillo, Vicente Bengoa, Mariano Germán, Daniel Toribio, y a los hermanos Cristina y Simón Lizardo, entre otros firmantes de acuerdos con Odebrecht.
Del rollo destapado con Odebrecht sobresalen interrogantes acerca del blindaje del Palacio Nacional y sus más relevantes inquilinos, la protección a los firmantes del 91% de los préstamos, los “intocables” del Comité Político, y otros litorales.
Se agrega la pretensión de la Procuraduría General de la República, PGR, de considerarse facultada para enjuiciar el caso de Punta Catalina, papel que incumbe solo a los tribunales.
Hay consenso en que el gobierno de Danilo Medina insiste en el “mareo” para encubrir “sobornombres” y que sigue a la defensiva ante el empuje de la Marcha Verde, que mañana domingo será Navarrete y Cristo Rey, y que el domingo 11 será en San Pedro de Macorís.
Estos tres escenarios abren la ofensiva Verde de junio. No hay manera de frenar el reclamo general de punto a la impunidad. Los corruptos están atrapados y sin salida en el juicio de la historia.
