Las tres M (“miopes, mediocres y mezquinos”) atribuidas a los/as críticos de Danilo Medina por el emperifollado presidente del Senado, que junto a la Cámara de Diputados de la República, forman uno de los más conspicuos poderes del lodazal perfumado que comanda el presidente de esta dictadura constitucional corrupta y corruptora.
Una cuarta M, asumida con placer por este oficialismo degradado y sus portavoces, se le tuvo que olvidar a este epígono del palacio presidencial en el palacio congresual.
Unos años atrás -ante las perversas acusaciones de Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos, la CIA y el MOSSAP- me confesé orgullosamente “terrorista” ( Terrorista ¿y qué?); por lo que no tengo problema en declararme “mediocre” por mi falta de talento para valorar la brillantez de un presidente electo y reelecto con el dinero inteligente de ODEBRECH y la asesoría genial de Joao Santana, capaz de inventar la sorpresivas e ingeniosas “saltaderas de charquitos” como categoría para concursar al Premio Nobel de la gobernabilidad.
Y se mi importa considerarme “miope” por no ver las bondades de nuestro sistema de salud, de las revoluciones educativas de Leonel y de Danilo (construyendo incluso escuelas por debajo de su valor), las virtudes de OISOE, el orden que impera en el transporte, la limpieza de los ríos, la defensa del patrimonio natural, la transparencia y pulcritud con que se manejan los fondos público y el patrimonio estatal y natural de la nación.
Igual mi “miopía” me impiden ver las actitudes impecables de las cúpulas de la policía, la DNCD y las FFAA, la seguridad y la paz que reina en el país, la soberanía que se ejerce frente al imperio, la integridad del sistema de justicia, la limpieza de las elecciones y reelecciones de los candidatos morados, la “sociedad de clase media” que nos gastamos, la heroica lucha oficial contra la pobreza y los sutiles empobrecimientos de los VICINI, CORRIPIO, GONZALES CUESTA, BONETTI, RAINIERI y comparsa.
Pero además siento orgullo por ser “mezquino” al resistirme a aplaudir las residencias de lujos, los carros pescuezo largo, las prósperas empresas y negocios, los sueldos astronómicos, los privilegios que disfrutan, las jugosas cuentas bancarias y las colecciones de trajes y corbatas finas, que orondos exhiben los integrantes de las elites gubernamentales y partidistas que regentean el Estado dominicano; honestamente convertido en patrimonio de una clase política mayoritariamente morada, que se ha ganado todo eso honestamente, con el sudor de su frente.
Lo que me indignaría es que me perfumen con la otra M: con la M del lodazal en que se han convertido este gobierno y las instituciones sustentadas en la Constitución del 2010.
La M perfumada del lodazal que “Pechito”, al tiempo de describirla como parte de su entorno senatorial, se presenta como una rara especie de “buzo” o elegante “reciclador” de cloaca absolutamente impoluto, con corbata rosada incluida y pañuelito de seda en la solapa.
La M de un lodazal inicialmente conformado -posteriormente ampliado y enriquecido- a raíz del pulcro abrazo patriótico del cogollo peledeísta con la basura trujillista-balaguerista.
Una M multiplicada, capaz de perfumar intensamente el ambiente estatal, mientras desde una semi-dictadura mediática se reemplaza lo real por lo virtual y se sublimiza la mentirosa publicidad oficial con hermosas voces infantiles que cantan loas al monarca de ocasión.
