OPINIÓN: Dos historias, una sola cara. Por Melvin Mañon

Pensando en la situación dominicana de hoy en día podría llegar uno a la conclusión de que, mientras mas amenazado con futuros procesos judiciales se vea Danilo Medina y su gente, tanto mas difícil se hará derrotarlo. Sabiendo o temiendo ellos lo que les espera si pierden, harán hasta lo indecible por no salir del gobierno.  Por lo mismo y siguiendo la lógica del acomodamiento, no es sabio arrinconar a Medina y los suyos sino tenderles una pasarela para descender del poder sin miedo a enfrentar la cárcel. Se infiere, en consecuencia que, mientras mayor el enojo, mientras mas prometemos castigo, mas atrincherado estará nuestro enemigo, mas fuerte haremos su resistencia y mas duro el camino para nosotros desalojarlos.

Por favor, se pide tomar nota aquí.

A la mayoría de los políticos dominicanos les conviene -de acuerdo con esta lógica- enfrentar la corrupción de Medina y los suyos del PLD  dejando la puerta abierta para que aquellos entiendan que una derrota electoral no significaría el inicio de procesos ni persecuciones judiciales contra ellos. Despejado ese temor, se espera –siempre en la misma lógica- que no luchen a muerte, que se peleen entre ellos y que, la sociedad dominicana que quiere cambios, pero sin traumas ni alteraciones, se acoja a una propuesta política que  traiga una apariencia de cambio pero que en esencia no cambie nada. Unos corruptos consumados se sustituyen por unos futuros  o posibles corruptos que quizás aprendiendo la lección o el cambio de los tiempos, serían un poco menos corruptos que Medina y los suyos.

Sin embargo, es mi opinión y la intención de estas líneas demostrar que al pueblo dominicano le conviene otra cosa muy distinta y que dejarlo a él o las cosas como están es la ingobernabilidad, el sálvese quien pueda.

Creo firmemente que debemos amenazar con todo a Danilo Medina, amenazarlo incluso con penas que hoy día no existen en el Código y hacerle saber que lo perseguiremos de día y de noche y que, no importa donde vaya, siempre le caeremos atrás hasta hundirlo y sepultarlo, hasta que solamente quede de él la imagen del prototipo de lo deleznable, lo despreciable, lo irrepetible.

Ahh pero . . . El lector deberá ahora preguntarse, ¿que ganamos amenazando con perseguir a Medina? ¿para que nos sirve su atrincheramiento cuando sería mejor dejarlo irse aunque sea por la puerta de atrás? ¿por qué empeñarnos en una lucha mas larga y mas dura para desalojar a Danilo Medina si lo lógico es tratar de derrotarlo con la mayor economía de tiempo y recursos?

Danilo Medina ha sido tan malo, tan corrupto, tan perverso y a la vez tan irresponsable que ha infligido a la sociedad dominicana total (eso incluye a los propios peledeistas y sus familiares) un daño inconmensurable; un daño que el no tiene años de vida con que pagarlo. Por lo tanto, es necesario llenar al pueblo dominicano de un odio legítimo, inculcarle que no debe haber perdón porque solamente un pueblo ofendido, agraviado y puteado es capaz de reclamar y perseguir justicia.  Mientras mas nos haga sufrir y mientras mas vejaciones nos imponga, mayor será la fuerza con la que lucharemos hasta crear una situación donde el perdón sea inadmisible, donde el olvido no sea opción, donde la idea del borrón y cuenta nueva sea en si misma un delito.

Las actuaciones de Danilo Medina, de su entorno y de tantos otros que han prevaricado impunemente, que han robado, matado, engañado y puteado este pueblo se sustenta en la tradición de impunidad. Si otros lo hicieron y no les pasó nada ¿por qué habría de pasarle a ellos? Este ciclo maldito se rompe solamente si Danilo Medina logra llevarnos hasta las tablas y si nosotros, después de fracasos, vacilaciones y deserciones acumulamos suficiente rencor como para convertir la sed de justicia en el pan nuestro que nos alimente cada día.

En resumen: una victoria mas o menos fácil y que es técnicamente posible, dejará las cosas –en esencia- como están y el camino abierto, con boleto de ida sin regreso para Mad Max.

Un atrincheramiento de Danilo Medina, que siga comprando gente, sobornando, corrompiendo instituciones, procedimientos, tergiversando evidencias, ocultando, apañando, encubriendo para no caer y que arriba de eso nos obliga a pagar la cuenta debería enojarnos, indignarnos y obligarnos a echar un pleito a muerte que hasta ahora no hemos querido echar y que no echaremos hasta que no seamos obligados a hacerlo. No lo digo como advertencia para evitar que suceda sino deseando, de todo corazón que acontezca porque no puede cuajar una país mejor sin un profundo estremecimiento que lo sacuda entero.

Hoy día, 15 ex presidentes latinoamericanos están presos, condenados por corrupción o enjuiciados. Danilo Medina quizás no sea el numero 16 pero será el 20. Con Altas Cortes o sin altas cortes, con consejo de la magistratura o sin consejo, con reelección o sin ella, con Leonel o sin Leonel, con PRM o sin PRM y el lo sabe. De hecho, creo que es el único que realmente lo sabe. No importa lo que hagan ahora, no importan sus victorias mediáticas y políticas. Es asunto de historia y si es verdad que lo ha protegido nuestra tradición de impunidad, también lo es que su gestión marca un punto de inflexión por aquello de que lo mucho hasta Dios lo ve.

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